martes, 5 de mayo de 2015

LA LEYENDA DEL MANDYLION Y SAN JUDAS TADEO


La imagen de San Judas Tadeo, al igual que muchas lo muestran sosteniendo una imagen de Jesus en su pecho (El Santo Mandylion).  

Esta es una impresion del rostro de Jesus. Según los escritos de Eusebio (el padre historiador de la Iglesia) del siglo III, durante el reinado de Abgar, rey de Edesa (Turquía moderna en la actualidad, cerca de Siria), la noticia de las sanaciones de Jesús se extendió hacia el norte.

El rey estaba afligido con una enfermedad grave (algunos dicen que era lepra), y envió a un mensajero rogando a Jesús que viniera a curarlo. Nuestro Señor le brindó esperanza al rey al mandarle a decir que enviaría a alguien para ayudar al rey en su sufrimiento.

Fue San Judas quien trajo un paño con el rostro de Jesús al rey y lo curó. El rey escuchó la elocuente presentación del Evangelio por San Judas, y el rey y muchos de sus súbditos fueron convertidos.

Después de establecer la Iglesia en Edesa, San Judas viajó por Armenia y partes del Cercano Oriente predicando el Evangelio. Finalmente, fue martirizado por la fe.

Los hechos de esta tradición sugieren que el Mandylion de San Judas, junto con el Sudario de Turín contienen las primeras representaciones conocidas de Jesús.

El Mandylion desapareció durante la conquista sasánida de Edesa en 609. Una leyenda árabe, recogida por el historiador Andrew Palmer en su visita a Urfa (Edesa), cuenta que la toalla (mendil) de Jesús fue arrojada a un pozo en lo que hoy es la Gran Mezquita de la ciudad.

La tradición cristiana, en cambio, recoge que en 944 fue intercambiado por un grupo de prisioneros musulmanes. Por esa época, la Imagen de Edesa se llevó a Constantinopla, donde fue recibida con gran pompa por el emperador Romano I, que la depositó en la capilla del Gran Palacio de Constantinopla. Allí permaneció hasta que los Cruzados saquearon la ciudad en 1204, llevándose gran parte de sus tesoros a Europa Occidental. Ningún texto de esa época menciona el Mandylion.

Su destino posterior es discutido: para unos la reliquia permaneció en la Sainte Chapelle de París hasta que desapareció durante la Revolución francesa; para otros Leonardo Montaldo, capitán genovés, la legó en 1388 a la iglesia de San Bartolomé de los Armenios de su ciudad, donde se encontraría actualmente con el nombre de Santa Faz; por último, otros la identifican con un icono bizantino que se localiza en Italia desde mediados del siglo XIII y que desde finales del siglo XVI se conoce como "rostro de Edesa", conservándose actualmente en la capilla papal de la sala de la condesa Matilde del palacio Vaticano.

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