En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios. Así constituyó el grupo de los Doce: Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges –los Truenos–, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Celotes y Judas Iscariote, que lo entregó.
Marcos 3, 13-19
COMENTARIOEl grupo de seguidores de Jesús, tanto en el pasado como en la actualidad, tiene dos funciones fundamentales: por un lado, predicar, lo que implica anunciar y dar testimonio de la manera de vivir de Jesús y de los valores que Él encarnó; y, por otro lado, expulsar "demonios", entendidos como aquellos elementos que generan violencia y división entre las personas. Esto incluye actitudes como el orgullo, la soberbia, el egoísmo, la envidia y la violencia.
En efecto, estas actitudes, profundamente humanas, tienden a fragmentarnos interiormente (nos "poseen") y nos impulsan a relacionarnos con los demás desde la agresión y el conflicto. Cabe señalar que el término "diábolo", en griego, alude precisamente a aquello que "divide" o "arroja en distintas direcciones".
En otras palabras, quienes deciden formar parte del discipulado de Jesús son llamados a practicar el bien decir (hablar con bondad y verdad) y el bien hacer (actuar con rectitud y amor).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu opinión.