jueves, 24 de noviembre de 2022

EVANGELIO DE JUEVES 24 DE NOVIEMBRE. SEMANA 34 DEL TIEMPO ORDINARIO


EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.»

Lucas   21, 20-28
COMENTARIO



Seguimos con el lenguaje apocalíptico propio de este tiempo previo al Adviento y a la Navidad. 

El mensaje fundamental del evangelio de hoy, dicho en palabras sencillas, nada tiene de pesimista. Al revés, parece ser una clara expresión de realismo esperanzado. Es como si Jesús dijera: no os pongáis nerviosos, porque de la máxima desdicha surgirá la dicha; del máximo fracaso, el triunfo; de la máxima podredumbre, el fruto deseado; de la muerte , la vida, de la corrupción la pureza. ¿Hace falta fe para eso? Sí. O al menos, confianza, un poquito de confianza.


El ser humano tiene una especial capacidad para determinar (configurar) la realidad. Si un día lo vemos todo negro contagiamos a los de alrededor de ese pesimismo, y además las cosas, decididamente, no nos saldrán. 

El texto de hoy es una llamada a pensar de modo alternativo. Jesús no consentía que triunfara la espiral de pesimismo del que a veces nos rodeamos las personas.

Hace falta gente que rompa estas espirales de esterilidad: expresiosnes tales como “todo está muy mal”, “qué va ser de nosotros”, “no se puede hacer nada”; todo eso beneficia a los que pronuncian esas frases, bien para legitimar su manera de pensar o bien para no hacer nada. Jesús cuestiona el "sistema" de la continua queja estéril y apuesta por el "sistema" de las soluciones concretas, locales y, en ocasiones, simplemente puntuales.

Hace falta gente que rompa estos discursos con imaginación realista y comprometedora. 


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