Por tres veces tiene que oír Jesús en el texto de hoy la frase: ¡sálvate a ti mismo!. Qué poco hemos evolucionado como humanidad, porque si por algo se caracteriza el ser humano moderno es por la pretensión de salvarse a si mismo, o dicho en la versión mía popular: "búscate la vida", o bien, "sálvese quién pueda".
Pero ese sentimiento es un drama para el ser humano de hoy y fue un drama para Jesús. Nadie puede salvarse a si mismo. Una sociedad en la que cada uno se salve a sí mismo ha dejado de ser humana, y un dios que lo consiente es un ídolo vaciado de credibilidad.
Nadie puede "salvar" su vida solo y a sí mismo; nadie puede "salvarse". El "ser humano, quizás pueda "salvar" pero no puede "salvarse".
A mi juicio, esta es la paradójica clave del texto de hoy: necesitamos del otro. Hasta Dios necesita "del otro". Sólo en el diálogo con el "otro" crucificado puede salir a relucir que juntos si pueden "estar hoy en el paraíso".
¿Qué querría decir Jesús con ese "hoy"? La resurrección de Jesús fue al "tercer día"? ¿Qué es ese "hoy"? Quizás Jesús estuviera revelando la mayor dicha que puede sentir un ser humano: ser compañía y sentirse acompañado.
Mientras unos se burlan diciendo "sálvate", Jesús ofrece la compañía de estar allí, aunque sea así, crucificado.
Es paradójico, pero quizá en eso consista la belleza más grande: intentar salvar "toda" la vida compartiendo incluso la "nada" de una cruz.
Por eso, a la espera del "tercer día" no estaría mal que "hoy", como creyentes, nos dedicáramos a entretejer redes de compañía allí donde las soledades hieren.
No sé si salvaríamos a alguien, pero en cualquier caso, "hoy", nos estaríamos ofreciendo un paraíso.
Es cierto, hoy día hay muchísimas soledades. Hace falta más humanidad. Todo es correr no tener tiempo para nada ni para nadie. Antes se ayudaba al prójimo, incluso sin pedirlo. Los vecinos eran una familia. Ahora hay muchísima soledad( una pena) Nadie es imprescindible, pero todos somos necesarios.
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