lunes, 22 de octubre de 2018

EVANGELIO DEL LUNES 22 DE OCTUBRE. SEMANA 29 DEL TIEMPO ORDINARIO.



EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.»
Él le contestó: «Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?»
Y dijo a la gente: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.»
Y les propuso una parábola: «Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el q


ue amasa riquezas para si y no es rico ante Dios.»

Lucas 12, 13-21

COMENTARIO

La parábola final del evangelio de hoy nos despista del sentido del texto. Mal haríamos en pensar que la intención de Jesús era enseñar que la muerte nos coloca a todos en el mismo sitio y que, por tanto, ¡qué más da vivir de un modo u otro si al final lo definitivo es otra vida!

Muy al contrario. La fuerza del texto está en la primera parte del evangelio. Ambos hermanos piden la mediación del Maestro para asunto de dineros;   y para Jesús, quienes se instalan en la codicia y la obsesión por el reparto, han dejado ya de vivir.

En eso consiste la necedad. Ser necio, "no saber" de la vida, es vivir instalado en el tener a "cualquier precio".

Evidentemente que los los "bienes" son necesarios para vivir, pero, el "sentido" que le demos a la vida no depende ellos.

Cuando alguien pone el "sentido" de su vida en el "montón" de bienes que almacena, "su sentido" está ya muerto.

Dicho con otras palabras, cuando el deseo insaciable por acaparar bienes nos impide ver con claridad el rostro del otro, nuestra vida ha fracasado, porque ha desaparecido de ella el sentimiento de alteridad. El mundo, ante nosotros, ya no existe; y no somos ya ciudadanos de ese mundo.

El mensaje de la semana, en video, aquí podéis verlo.  









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