EVANGELIO
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: - «¿Qué mandamiento es el primero de todos?» Respondió Jesús: - «El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. " El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos.» El escriba replicó: - «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: - «No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: - «¿Qué mandamiento es el primero de todos?» Respondió Jesús: - «El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. " El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos.» El escriba replicó: - «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: - «No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Marcos 12, 28-34
Una
vez le oí decir al poeta Jose Hierro que palabras vulgares rodeadas de un
elegante marco puede constituir un buen poema. En el acto puso un ejemplo que
no reproduzco.
Me
ha venido a la cabeza esta anécdota al leer el evangelio de hoy
porque, aunque quizás esto valga para la poesía, no resulta sensato
para la religión
Me
sorprende la red lingüística que tejemos en torno a lo religioso. Hablamos en
ocasiones de lo divino como de algo externo a nosotros, convirtiéndolo en un
ídolo.
Hablamos
de María, por ejemplo, colocándole el superlativo de santísima,
aunque previamente nos hemos esforzado en decir que era una mujer sencilla.
Hablamos del pan eucarístico diciendo que es el santísimo sacramento,
pero a sabiendas de que la realidad del pan no fue, ni mas ni menos, que el
alimento de una conflictiva cena en la que Jesús manifestó decisivamente su
herencia vital.
Tengo
la sensación de que nos seduce constantemente la tentación de construir una
religión retórica en la que está ausente la vida. Una religión retórica en la
que dios esta fuera de nosotros y tiene a bien visitarnos cuando le
place. Una religión así es como un “marco” a quien le sobra el “lienzo”.
Hoy
el evangelio nos invita simplemente a la sensatez: “No hay mandamiento mayor:
amarás al Señor…amarás a tu prójimo”.
Sobran
los marcos, sobra la retórica; faltan los lienzos, falta la vida.
¿Recordáis
...un día más? "Destruid este Templo.... que yo lo reconstruiré en
tres días...se refería al templo de su Cuerpo".
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