martes, 10 de mayo de 2016

MARTES DE LA VII SEMANA DE PASCUA. EL EVANGELIO DEL 10 DE MAYO



EVANGELIO
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: - «Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese. He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti.»
Juan 17, 1-11


COMENTARIO
Uno de los más famosos discursos del "Jesús de San Juan" es el llamado "discurso sacerdotal". Buena parte del texto de hoy pertenece a dicho discurso. Probablemente el evangelista quiso reunir en un único texto palabras de Jesús que hacían referencia a ese perfil sacerdotal del "Maestro de Galilea".

El sacerdocio, desde el punto de vista cristiano, más que una distinción o un oficio, es una "actitud". De hecho la palabra sacerdote viene a significar algo así como "el que hace cosas sagradas". Es verdad que cuando la iglesia empieza a institucionalizarse el sacerdocio cristaliza en un "oficio-profesión" que, aunque requiere de vocación, define sobre todo una posición de privilegio o jerarquía. Pero entenderlo de ese modo, a mi juicio, es convertir en ridícula una actitud muy valiosa para todos los cristianos.

Efectivamente, tan sagrado es "cuidar a un enfermo" dándole de comer, lavándolo y acariciándolo, que "administrándole" (que palabra más fea) la "Unción de Enfermos". Tan sagrado es educar a una niño o a una niña haciéndole crecer en cualquier competencia humana como educarle y trasmitirle las "competencias espirituales". Es "sagrado" todo en la medida en que, el que lo hace, tiene "tal actitud sagrada". 

Al fin y al cabo, es sacerdote (hombre o mujer) quien se convierte en una adecuada mediación para facilitar la vida de quien tiene al lado, humanizándola, haciéndola plena -es decir, sagrada-.

Daos cuenta de los verbos que utiliza Jesús en el texto de hoy: "dar la vida", "comunicar la palabra", "rogar por ellos". Todos estos "oficios", son oficios de "mediación. Todos somos por tanto "sacerdotes", mediadores del proyecto de Jesús en la historia. Todos somos hombres y mujeres sagrados en la medida en que estamos dispuestos a facilitar, con el testimonio de nuestra propia vida, que merece la pena "ir dotando de plenitud" esta historia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu opinión.