…..Los
debates que se dan en los medios de comunicación o en publicaciones, y aun
entre ministros de la Iglesia, van desde un deseo desenfrenado de cambiar todo sin suficiente
reflexión o fundamentación, a la actitud de pretender resolver todo aplicando normativas
generales o derivando conclusiones excesivas de algunas reflexiones
teológicas.
….Recordando
que el tiempo es superior al espacio, quiero reafirmar que no todas las discusiones
doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con intervenciones
magisteriales. Naturalmente, en la Iglesia es necesaria una unidad de
doctrina y de praxis, pero ello no impide que subsistan diferentes maneras de interpretar algunos aspectos
de la doctrina o algunas consecuencias que se derivan de ella. Esto
sucederá hasta que el Espíritu nos lleve a la verdad completa (cf. Jn 16,13),
es decir, cuando nos introduzca perfectamente en el misterio de Cristo y
podamos ver todo con su mirada. ……
....Debido a la riqueza de los dos años de reflexión que
aportó el camino sinodal, esta Exhortación aborda, con diferentes estilos,
muchos y variados temas. Eso explica su inevitable extensión. Por eso no recomiendo una lectura
general apresurada. Podrá ser mejor aprovechada, tanto por las familias
como por los agentes de pastoral familiar, si la profundizan pacientemente
parte por parte o si buscan en ella lo que puedan necesitar en cada circunstancia
concreta. Es probable, por ejemplo, que los matrimonios se identifiquen más con
los capítulos cuarto y quinto, que los agentes de pastoral tengan especial
interés en el capítulo sexto, y que todos se vean muy inter- pelados por el
capítulo octavo. Espero que cada
uno, a través de la lectura, se sienta llamado a cuidar con amor la vida de las
familias, porque ellas «no son un problema, son principalmente una oportunidad»
(Exhortación Apostólica “La
Alegría del Amor”
Amores Laetitia, 2-7)
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