martes, 12 de abril de 2016

AMORIS LAETITIA (2)


La Biblia está poblada de familias, de generaciones, de historias de amor y de crisis familiares, desde la primera página,
donde entra en escena la familia de Adán y Eva con su peso de violencia pero también con la fuerza de la vida que continúa (cf. Gn 4), hasta la última página donde aparecen las bodas de la Esposa y del Cor- dero (cf. Ap 21,2.9). Las dos casas que Jesús describe, construidas sobre roca o sobre arena (cf. Mt 7,24-27), son expresión simbólica de tantas situaciones familiares, creadas por las libertades de sus miembros
La pareja que ama y genera la vida es la ver- dadera «escultura» viviente —no aquella de piedra u oro que el Decálogo prohíbe—, capaz de manifestar al Dios creador y salvador. Por eso el amor fecundo llega a ser el símbolo de las realidades íntimas de Dios
Jesús, en su reflexión sobre el matrimonio, nos remite a otra página del Génesis, el capítulo 2, …el encuentro con un rostro, con un «tú» que refleja el amor divino y es « el comienzo de la fortuna, una ayuda semejante a él y una columna de apoyo» …De este encuentro, que sana la soledad, surgen la generación y la familia…El fruto de esta unión es «ser una sola carne », sea en el abrazo físico, sea en la unión de los corazones y de las vidas y, quizás, en el hijo que nacerá de los dos, el cual llevará en sí, uniéndolas no sólo genéticamente sino también espiritualmente, las dos « carnes ».
Es significativo que en el Antiguo Testamento la palabra que aparece más veces después de la divina (yhwh, el « Señor ») es « hijo » (ben), un vocablo que remite al verbo hebreo que significa «construir» (banah) …Es verdad que estas imágenes reflejan la cultura de una sociedad antigua, pero la presencia de los hijos es de todos modos un signo de plenitud de la familia en la continuidad de la misma historia de salvación, de generación en generación.
La Biblia considera también a la familia como la sede de la catequesis de los hijos …la familia es el lugar donde los padres se convierten en los primeros maestros de la fe para sus hijos. Es una tarea artesanal, de persona a persona.
Jesús mismo nace en una familia modesta que pronto debe huir a una tierra extranjera…la Palabra de Dios no se muestra como una secuencia de tesis abstractas, sino como una compañera de viaje también para las familias que están en crisis o en medio de algún dolor .
En el horizonte del amor, central en la experiencia cristiana del matrimonio y de la familia, se destaca también otra virtud, algo ignorada en estos tiempos de relaciones frenéticas y superficiales: la ternura…

Ante cada familia se presenta el icono de la familia de Nazaret, con su cotidianeidad hecha de cansancios y hasta de pesadillas, …

(Exhortación Apostólica “La Alegría del Amor”  

Amoris Laetitia, 3-30)

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