En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.»
Él le preguntó: «¿Cuáles?»
Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo.»
El muchacho le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?»
Jesús le contestó: «Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo– y luego vente conmigo.»
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.
Jesús le contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.»
Él le preguntó: «¿Cuáles?»
Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo.»
El muchacho le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?»
Jesús le contestó: «Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo– y luego vente conmigo.»
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.
Mateo 19, 16-22
En el nombre de Dios, la religión judía había intentado
construir una especie de “estado de bienestar” que, en teoría, era perfecto.
Consistía dicho “estado” en una triple seguridad: bonanza económica, bonanza
afectiva y bonanza cultural. O dicho de otra manera: tener “disponibilidad
económica” para subsistir dignamente, tener un “entorno familiar” que fuera colchón y lanzadera para la vida, y tener un “sistema de valores y normas” que
amparara esta manera de vivir en el nombre de Dios.
El joven rico es el prototipo de los incluidos en el
sistema: debía ser un JASP de nuestros años noventa (Joven Aunque Sobradamente
Preparado…qué tiempos en comparación con los NI-Ni´s de ahora!).
Hemos de suponerle al joven rico un equilibrio familiar ya que parece cumplir con el quinto mandamiento que le cita Jesús. Y finalmente nuestro joven vive con la convicción de que “cumple la ley”, es decir, participa de los valores y normas judías.
Hemos de suponerle al joven rico un equilibrio familiar ya que parece cumplir con el quinto mandamiento que le cita Jesús. Y finalmente nuestro joven vive con la convicción de que “cumple la ley”, es decir, participa de los valores y normas judías.
Entonces… ¿qué falla?. Lo tiene todo… menos la vida eterna. Tiene de todo, pero le falta el "sentido". El muchacho es consciente de que tiene que “obtenerlo”. Este es su drama; en un
momento de su vida “cae en la cuenta” de que “hay algo que escapa de su poder”
y de su “sistema de defensa vital y seguridad humana”. Yo creo que esta es la
grandeza de este personaje más allá de la “respuesta” final que pudo dar. El
joven accedió a “poner en estado de crisis su vida". Y ese “estado de crisis”
facilitó el encuentro con Jesús.
A mi juicio, el final de la historia es lo de menos. Quizás
no era su momento todavía. Recordemos que era joven. Quizás este joven se
volviera a encontrar con Jesús en el momento de su “segunda ingenuidad” y allí
la respuesta fue otra y el final de la historia distinto. No hay constancia en
la Biblia de ese “segundo encuentro” pero puestos a imaginar…
Traigamos el texto al “hoy” de nuestra vida. Todos
necesitamos “estados de seguridad”; las intemperies nos asustan. Familia,
trabajo, visión de vida… todo esto es el trípode en el que nos apoyamos para
edificar nuestra propia historia.
A mi juicio el “lavado de ojos” que hace Jesús al joven
consiste en “intentar hacerle ver” que ese “proyecto” no es eterno mientras que
haya alguien que quede fuera de el. La
petición que le hace Jesús: vende todo, da el dinero a los pobres y sígueme,
creo que es una manera de pedirle que se incorpore a “otra manera de ver la
vida” donde la “felicidad” no sea
“exclusiva” para que no se convierta en “hartura e "indiferencia existencial”, es decir, para que no sea sin-sentido.
El joven llegó “solo” y “lleno de casi todo”; Jesús le
invita a “caminar con él” y a “vaciarse”. Dicho en términos de hoy: alteridad y
solidaridad, el gran antídoto contra la soledad ruidosa y el aburrimiento
maquillado propios de culturas especializadas en crear “burbujas llenas de
nada”. Al fin y al cabo, como son todas las burbujas.
PD: El comentario del mismo texto el año pasado puedes encontrarlo aquí •••
PD: El comentario del mismo texto el año pasado puedes encontrarlo aquí •••
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