lunes, 17 de agosto de 2015

LUNES DE LA SEMANA XX. EL EVANGELIO DEL 17 DE AGOSTO

EVANGELIO
En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.»
Él le preguntó: «¿Cuáles?»
Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo.»
El muchacho le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?»
Jesús le contestó: «Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo– y luego vente conmigo.»
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.
Mateo  19,  16-22


COMENTARIO

En el nombre de Dios, la religión judía había intentado construir una especie de “estado de bienestar” que, en teoría, era perfecto. Consistía dicho “estado” en una triple seguridad: bonanza económica, bonanza afectiva y bonanza cultural. O dicho de otra manera: tener “disponibilidad económica” para subsistir dignamente, tener un “entorno familiar” que fuera colchón y lanzadera para la vida, y tener un “sistema de valores y normas” que amparara esta manera de vivir en el nombre de Dios.

El joven rico es el prototipo de los incluidos en el sistema: debía ser un JASP de nuestros años noventa (Joven Aunque Sobradamente Preparado…qué tiempos en comparación con los NI-Ni´s de ahora!). 

Hemos de suponerle al joven rico un equilibrio familiar ya que parece cumplir con el quinto mandamiento que le cita Jesús. Y finalmente nuestro joven vive con la convicción de que “cumple la ley”, es decir, participa de los valores y normas judías.

Entonces… ¿qué falla?. Lo tiene todo… menos la vida eterna. Tiene de todo, pero le falta el "sentido". El muchacho es consciente de que tiene que “obtenerlo”. Este es su drama; en un momento de su vida “cae en la cuenta” de que “hay algo que escapa de su poder” y de su “sistema de defensa vital y seguridad humana”. Yo creo que esta es la grandeza de este personaje más allá de la “respuesta” final que pudo dar. El joven accedió a “poner en estado de crisis su vida". Y ese “estado de crisis” facilitó el encuentro con Jesús.

A mi juicio, el final de la historia es lo de menos. Quizás no era su momento todavía. Recordemos que era joven. Quizás este joven se volviera a encontrar con Jesús en el momento de su “segunda ingenuidad” y allí la respuesta fue otra y el final de la historia distinto. No hay constancia en la Biblia de ese “segundo encuentro” pero puestos a imaginar…

Traigamos el texto al “hoy” de nuestra vida. Todos necesitamos “estados de seguridad”; las intemperies nos asustan. Familia, trabajo, visión de vida… todo esto es el trípode en el que nos apoyamos para edificar nuestra propia historia.

A mi juicio el “lavado de ojos” que hace Jesús al joven consiste en “intentar hacerle ver” que ese “proyecto” no es eterno mientras que haya alguien que quede fuera de el.  La petición que le hace Jesús: vende todo, da el dinero a los pobres y sígueme, creo que es una manera de pedirle que se incorpore a “otra manera de ver la vida” donde la “felicidad”  no sea “exclusiva” para que no se convierta en “hartura e "indiferencia existencial”, es decir, para que no sea sin-sentido.


El joven llegó “solo” y “lleno de casi todo”; Jesús le invita a “caminar con él” y a “vaciarse”. Dicho en términos de hoy: alteridad y solidaridad, el gran antídoto contra la soledad ruidosa y el aburrimiento maquillado propios de culturas especializadas en crear “burbujas llenas de nada”. Al fin y al cabo, como son todas las burbujas.

PD: El comentario del mismo texto el año pasado puedes encontrarlo aquí •••

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