domingo, 26 de julio de 2015

EL EVANGELIO DEL DÍA 27 DE JULIO. LUNES, SEMANA XVII




EVANGELIO
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: -«El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.» Les dijo otra parábola:
-«El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.»
Mateo  13, 31-35
COMENTARIO

Las "mal" llamadas "parábolas del crecimiento" incluso puede que hayan provocado en la cultura occidental en la que vivimos esta explotación al máximo de los recursos de nuestro planeta que amenazan a la propia humanidad. Cuando el objetivo es "crecer" a toda costa y caiga quien caiga, admitimos el daño colateral de dejar al margen a personas y situaciones caracterizados por su debilidad. No parece que este sea el objetivo de la primitiva comunidad al narrar esta parábola. Máxime cuando el propio Jesús es paciente con los frutos del reino (parábolas del sembrador y de la cizaña), y con los tiempos del fruto (parábola de la higuera). El objetivo, por tanto, de esta parábola no es el crecimiento sin más.

El objetivo de la parábola, a mi juicio, es la profundidad o la fecundidad, es decir, la capacidad para llegar a ser lo que puedes ser. Resulta curioso observar cómo para Jesús el momento de mayor crecimiento y fecundidad es cuando la semilla se entierra y muere, porque si no, no da fruto. En la máxima expresión de de-crecimiento, la máxima apuesta por la vida. 


Se trata por tanto de buscar los lugares (tus lugares) de máxima fecundidad, porque ellos son los espacios donde, en actitud de crecimiento, das tu mejor fruto. Crecer desde tí mismo, en la perspectiva del Reino de Dios anunciado por Jesús, es el objetivo de una vida lograda. Crecer desde tí mismo, no contra nadie, ni sobre nadie, ni a costa de nadie. Desde esta óptica de la realidad resulta absurdo tanto culto al "ego", que nos convierte en dioses (con minúscula) menores.


Por eso es importante no confundir la gloria efímera con una vida lograda; no son la misma cosa aunque cueste identificarlas. Ya lo dijo Balzac: "entre los tontos el vacío se parece a la profundidad. Para el que es vulgar, la profundidad es incomprensible".


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