miércoles, 17 de diciembre de 2014

LA CUESTIÓN DE LAS CATORCE GENERACIONES



¿Qué interpretación hace Mateo de esta división?

Las genealogías en la antigüedad eran muy importantes. Allí estaban todo el registro de la ascendencia familiar. Pero para los judíos eran aún más importantes, porque entre  ellos resultaba indispensable demostrar la pureza de la raza. Po­seer mezcla de sangre extranjera, es decir, tener a un no judío entre sus antepasados, significaba perder los derechos como miem­bro del pueblo de Dios.

Por ejemplo, si alguien quería ser sacerdote, debía mostrar que su línea genealógica descendía directamente del sacerdote Aarón, hermano de Moisés. Si alguien tenía la pretensión de ser rey, de­bía probar que pertenecía a la familia del rey David. Cuando al­guno quería casarse, debía documentar la pureza racial de su fu­tura esposa por lo menos desde cinco generaciones.
Tres etapas de la vida
San Mateo, que escribe su evangelio para los judíos, quiere pre­sentar a Jesús como el Mesías esperado, y por eso piensa que lo mejor es comenzar con una genealogía. Para ello elaboró cuidadosa­mente una lista, ordenada, meditada, y pensada con todo detalle. En primer lugar dividió a todos los antepasados de Jesús en tres grupos, según tres etapas importantes de la historia judía.

Un primer grupo, que va desde Abraham hasta el rey David (vv. 2-6). Un segundo grupo, desde el rey David hasta el destierro de los israelitas en Babilonia ( vv. 6-11 ). y un tercer grupo, desde el destierro hasta la llegada de Jesucristo (vv. 12-16).

En estas tres secciones de nombres están representadas, de al­guna manera, las tres etapas de la vida de toda persona.

Las lecciones de la historia
Con la primera etapa, el evangelista mostró que todo hombre nace para la grandeza. Por eso culmina con el rey David, el rey más grande de Israel, y el hombre que llevó al pueblo hebreo a su máximo esplendor y lo convirtió en una potencia mundial.

Con la segunda sección, enseñó que todo hombre pierde su grandeza cuando peca, y que siempre terminará esclavo de sus malos actos. Por eso este grupo concluye con la esclavitud de Babilonia. Es la etapa de la vergüenza, el desastre y la tragedia de la nación hebrea.

Con la tercera sección muestra que el hombre recupera su gran­deza gracias al Hijo de Dios. Por eso esta cadena termina en Jesu­cristo, la persona que liberó a los hombres de su esclavitud. Se­gún nuestro evangelista, pues, Dios no permite que el final de la historia sea trágico. En Jesucristo toda desgracia puede conver­tirse en triunfo.

¿Por qué hace Mateo este juego?

Mateo utiliza un segundo juego de números en su genealogía. Si contamos los nombres que van desde Abraham a David, de David a la esclavitud, y de la esclavitud hasta Jesucristo, en todos los casos da la cifra 14. Esto no es real. Mateo debió suprimir varios nombres para obtener tal cifra. Por ejemplo, entre Fares y Naasón no puede haber sólo tres personas para cubrir los 430 años que según el libro del Éxodo duró la esclavitud de Egipto. Tampoco pueden sólo dos ascendientes llenar los tres siglos que van de Salmón a ]esé.

¿Por qué razón Mateo acortó artificialmente las generaciones de modo que le diera el número 14?

Para entenderlo hay que explicar una característica de la len­gua hebrea. Mientras en castellano escribimos los números con ciertos signos (1,2,3), y las letras con otros diferentes (a, b, c), en hebreo se emplean las mismas letras para escribir los números. El 1 es la misma letra "a"; el 2, la "b", etc. Así, si sumamos las letras de cualquier palabra hebrea puede obtenerse siempre un cifra, llamada “gemátrica".
Ahora bien, según estos cálculos, muy conocidos y difundidos entre los judíos, el número gemátrico del rey David era justamen­te el 14, ya que en sus letras tenemos: D (= 4) + V(= 6) + D (= 4) = 14.

Agrupando los nombres en 14, Mateo encontró una elegante e ingeniosa manera de decir a los judíos que Jesús era descendiente de David, y por lo tanto el verdadero Mesías.

Más aún, al reunir­los en 3 listas de 14, como el 3 simbólicamente significa "totali­dad", el evangelista quiso decir que Jesús es el “triple David", y por lo tanto el Mesías total, el auténtico y verdadero descendien­te de David. El que tenía que venir

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