martes, 9 de septiembre de 2014

ORANTES, DISCÍPULOS Y APÓSTOLES





Una de las cosas en que más insisten los evangelios es en la vida de oración que fue tan importante para Jesús. Le mención repetida de los relatos impresiona (Mt 14, 23; 19, 13; 26, 36. 39. 42. 44; Mc 1, 35; 6, 46; 14, 32.35.39; Lc 3, 21; 5, 16; 6, 12; 9, 18.28. 29; 11, 1; 22, 41.44.46). Jesús pasaba las noches enteras en oración a Dios. Jesús se sentía un ser humano, débil, necesitado. Por eso, en momentos decisivos o antes de acontecimientos importantes, Jesús se retiraba a orar en la soledad. Nunca se dice que Jesús oraba en el Templo o en alguna sinagoga. Jesús y Dios, nada menos que eso. Más aún, nuestra relación con el Padre es tal que todo sufrimiento, toda preocupación, toda alegría... , tales experiencias, sin que nos demos cuenta de ello ni seamos conscientes de la realidad profunda, esas experiencias o situaciones son la oración más profunda que podemos hacer los humanos. Cuando sufrimos por algo o por alguien, estamos orando por ese asunto o esa persona, aunque ni pensemos en oración alguna.

No puede haber comunidades sin dirigentes. Una comunidad que quiera durar, que quiera perpetuarse, necesita de personas que asuman cargos de responsabilidad. Una comunidad que pretende ser algo más que un fenómeno pasajero, tiene que institucionalizarse. Tal es el papel más elemental de los Doce apóstoles. Es importante caer en la cuenta de que Jesús escogió a estos doce de los que ya eran "discípulos", es decir, "seguidores" de lo que decía y hacía Jesús. Lo que es lo mismo que decir que un "apóstol" que no sea previamente "discípulo" es impensable, para la mentalidad del Evangelio.

 
Decir que los "apóstoles" fueron designados por Jesús, es lo mismo que afirmar que no se hicieron apóstoles por decisión propia. Mientras vivió Jesús, él fue quien los escogió (Jn 15, 16). Cuando faltó Jesús, eran las mismas comunidades las que elegían a los responsables de la comunidad. Así ocurrió en el caso de Matías (Hech 1, 26), en el de los responsables (Hech 6, 1-6), en la elección (a mano alzada), "votar a mano alzada" de los responsables de las primeras "asambleas", es decir, las primeras "iglesias" de las que nos informa el libro de los Hechos. No eran responsables por estudios, por categoría, por oficio o cargo. Lo eran por elección democrática de la comunidad. Así se inició el lento e imparable proceso de organización de la Iglesia en una forma de "comunidad democrática", que habría que recuperar. Así, nunca habría escasez o crisis de "vocaciones". Una comunidad que carece de ministro, que la comunidad se reúna y elija al que considere más idóneo. Así empezó a crecer la Iglesia.


1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo, la elección del responsable de una comunidad debería de ser una votación democrática. Se evitaría el tener a veces dirigentes, irresponsables, interesados,ineptos... que no saben o no sirven bien a la comunidad. Y mientras tanto la comunidad queda rendida a sus caprichos. A veces durante años en espera de un cambio que no llega.

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