viernes, 19 de septiembre de 2014

LA MUJER EN EL CRISTIANISMO PRIMITIVO



El hecho de que Jesús fuera acompañado de mujeres era algo insólito entre los judíos. La mujer ocupaba un papel social y religioso marginal, de sometimiento respecto a los hombres. Lucas, que otorga un papel muy importante a la mujer, está indicando a las primeras comunidades cristiana que la mujer no debe ocupar un puesto secundario en la iglesia.

Este detalle tan sólo aparece en el evangelio de Lucas. Y es así porque se trata de un evangelio escrito para cristianos de origen greco romano; personas que no se han criado en el férreo ambiente de la religión judía. Aún así resulta bastante sorprenden- te la presencia habitual de mujeres en la misión itinerante de los discípulos. Respecto a María Magdalena (natural de la ciudad de Magdala) el evangelio de hoy nos aporta un dato importante: El texto evangélico tan sólo dice sobre ella que Jesús le expulsó «siete demonios».

Considerando este dato, no hay razón alguna para identificarla con una mujer pecadora, adúltera o prostituta, tal como se encargó de divulgar una leyenda posterior. El hecho de que Jesús expulsara de ella «siete demonios» (es decir, todos los demonios), sólo puede darnos pie a pensar que Jesús la curó de algún tipo de enfermedad psicológica.

La antigua ciudad de Magdala se hallaba situada a cuatro kmts. de Tiberias. El núcleo habitado recibía el nombre griego de Taricheae que significa «lugar donde se prepara el pescado». Eran importantes sus salazones.

El evangelio de hoy nos ofrece una enseñanza: El núcleo central de la fe cristiana no permanece cerrado en los estrechos muros de una determinada cultura, sino que se abre y se hace comprensible a todas las culturas. Esto significa que nuestra fe es «católica» (universal). Algunos elementos culturales judíos perdieron relevancia cuando la fe cristiana fue anunciada y vivida en el ámbito de la cultura greco-romana.

Deberiamos estar muy atento para no confundir el núcleo de la fe cristiana con elementos culturales propios de épocas pasadas. Cada nueva generación que irrumpe en la historia de la humanidad posee características culturales propias. Los cristianos responderán a la llamada de Dios y expresarán su fe desde características culturales que les son propias.

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