EVANGELIO
Seis días
antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había
resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y
Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa.
María tomó
una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió los pies y se los
enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas
Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: «¿Por qué no
se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los
pobres?» Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un
ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando.
Jesús dijo:
“Déjala, lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los
tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis». Una muchedumbre
de judíos se enteró de que estaba allí y fueron no sólo por Jesús, sino también
para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos
sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su
causa, se les iban y creían en Jesús.
COMENTARIO
Faltan pocos
días para la Pascua. Jesús se halla con sus discípulos en casa de los hermanos
Lázaro, Marta y María. María se acerca con un frasco de perfume de nardo y unge
los pies de Jesús. Judas protesta.
- Ungir a los rabinos
Que una
mujer ungiera a un maestro era una costumbre desconocida entre los judíos de
Israel, pero usual entre los judíos que estuvieron en el exilio de Babilonia.
En este texto el hecho de «ungir» es simbólico. No apunta tanto a los pies,
sino a la costumbre de ungir los cadáveres en su enterramiento. Anticipa lo que
van a hacer en breves fechas con Jesús.
- Una libra de perfume de nardo
Este perfume
se obtiene de las raíces y partes inferiores de una variedad del nardo que
crece en India, a una altura superior a los 3.500 metros. Era un perfume de
importación, y carísimo. Costaba 300 denarios. Es decir, los jornales de todo
un año de un obrero. Una libra de perfume equivalía a 275 gramos. Con estos
datos, el frasco debía medir 5x5x12 centímetros. Según el historiador Plinio el
Viejo, este perfume era el más caro del mundo.
- Protesta de Judas Iscariote.
Sirve para resaltar el lado negativo de Judas Iscariote, que va a ser
necesario en breve. Y sirve también para anticipar la obra de misericordia que
las mujeres realizarán con Jesús: Ungir su cadáver. El texto comienza a
anticipar la tragedia que se va a vivir próximamente.
Jesús
siempre asumió una actitud de respeto y reconocimiento hacia la mujer. Algunas
formaban parte del grupo de seguidores. Jesús se dirigía a ellas públicamente
(actitud muy mal vista por los judíos ortodoxos) y, como en el evangelio de
hoy, le complacía que ellas lo ungieran. Esta actitud rompía con los esquemas
de una cultura que marginaba a las mujeres.
Marta y
María de Betania, hermanas de Lázaro, y muchas otras mujeres, acogieron el
mensaje de Jesús. Otras marchaban junto con el grupo de los discípulos
anunciando la buena noticia del Reino de Dios. Las mujeres fueron las únicas
fieles al pie de la cruz. Y, tras la muerte de Jesús, fueron las primeras
testigos de la resurrección.
Han tenido
que pasar siglos y siglos de historia para que la mujer comience a ocupar un
lugar de igualdad con el hombre. El cristianismo histórico no ha sido un
abanderado de la liberación de la mujer. De la mano de Jesús podemos
redescubrir hoy, con nuevos ojos y nueva sensibilidad, esos rasgos «feministas»
que aparecen en el texto que hemos leído.