miércoles, 5 de marzo de 2014

EVANGELII GAUDIUM



Un corazón misionero sabe de esos límites y se hace «débil con los débiles [...] todo para todos» (1 Co 9,22). 

Nunca se encierra, nunca se repliega en sus seguridades, nunca opta por la rigidez autodefensiva. 

Sabe que él mismo tiene que crecer en la comprensión del Evangelio y en el discernimiento de los senderos del Espíritu, y en- tonces no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino.


FranciscoEvangelii gaudium, n.45