Las distintas líneas de pensamiento filosófico, teológico y pastoral,
si se dejan armonizar por el Espíritu en el respeto y el amor, también pueden
hacer crecer a la Iglesia, ya que ayudan a explicitar mejor el riquísimo tesoro
de la Palabra.
A quienes sueñan con una doctrina monolítica defendida por todos
sin matices, esto puede parecerles una imperfecta dispersión. Pero la realidad
es que esa variedad ayuda a que se manifiesten y desarrollen mejor los diversos
aspectos de la inagotable riqueza del Evangelio.
Francisco, Evangelii gaudium, n.40