Él siempre puede, con su novedad, renovar nuestra vida y nuestra
comunidad y, aunque atraviese épocas oscuras y debilidades eclesiales, la
propuesta cristiana nunca envejece.
Jesucristo también puede romper los
esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su
constante creatividad divina.
Cada vez que intentamos volver a la fuente y
recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos
creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas
de renovado significado para el mundo actual.
En realidad, toda auténtica acción
evangelizadora es siempre « nueva ».
Francisco, Evangelii gaudium, n.11
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