lunes, 28 de enero de 2013

EL SANTO DEL 28 DE ENERO

SANTO TOMÁS DE AQUINO
















SANTO TOMÁS DE AQUINO (1224-1272) nació cerca de Nápoles, Italia, en la familia de los condes de Aquino. Ingresó a la Orden de Predicadores.


Su madre no se habría opuesto a que entrase en la Orden de San Benito, pues probablemente le imaginaba ya abad de Monte Cassino, pero no podía aceptar que hubiese abrazado una orden de mendicantes. Así pues, partió hacia Nápoles con la intención de disuadir a su hijo, pero los frailes enviaron rápidamente a Tomás al convento de Santa Sabina de Roma y, cuando Teodora llegó, ya no encontró allí a su hijo. El superior general de la orden decidió que Tomás le acompañase a Bolonia junto con otros religiosos, pero Teodora no estaba dispuesta a verse burlada de ese modo y avisó a sus hijos mayores, que servían en el ejército del emperador en Toscana, para que impidieran la partida de Tomás. Cuando el joven religioso se hallaba descansando a la vera del camino de Aquapendente, cerca de Siena, sus hermanos se presentaron con un pelotón de soldados. En vano intentaron arrancarle el hábito, pero sí lo llevaron prisionero a Rocca Secca y después al castillo de Monte San Giovanni, a cuatro kilómetros de distancia, donde le encerraron, sin permitir más visitas que las de su hermana Marotta, que no era precisamente devota. Al principio, trataron de hacerle cambiar de ideas por todos los medios de convicción posibles; después, empezaron a mitigar poco a poco la severidad de la prisión. Santo Tomás aprovechó el cautiverio para estudiar las «Sentencias» de Pedro Lombardo y aprender de memoria gran parte de la Sagrada Escritura. Se dice que fue entonces cuando escribió un tratado sobre los sofismas de Aristóteles. Al ver fracasados todos sus intentos, los hermanos de Tomás concibieron el infame proyecto de introducir en su habitación a una mujer de mala vida. Pero el santo tomó una tea ardiente para echarla fuera. Se dice que inmediatamente después, se durmió y tuvo un sueño en el que vio a dos ángeles que le ciñeron el pecho con una cuerda que simbolizaba la castidad.

Viajo a Colonia, donde estudió con San Alberto Magno. Más adelante vivió en París. Santo Tomás de Aquino poseía una inteligencia privilegiada, y el cauce natural de su vida fue dedicarse al estudio y a la reflexión. Escribió una gran cantidad de tratados teológicos y filosóficos, todos de gran profundidad.

Sus ideas fueron muy importantes en su época, pues entre otras cosas logró conciliar a distintas órdenes que estaban en pugna. Pero aún más relevante fue su pensamiento después de su muerte, pues durante muchos siglos fue la base de acción de la Iglesia, lo que se conoce como la escolástica.

La base de su pensamiento es la demostración de que Dios es el motor inmóvil que anima todo cuanto existe, siendo el fin primero y último de todo. Y con su obra logra integrar de manera definitiva la filosofía de la Grecia Clásica de Platón y especialmente de Aristóteles a la teología de la Iglesia.

No obstante, quienes lo conocieron lo describieron como contemplativo y devoto, respetuoso y silencioso, alguien a quien era fácil querer. Tomás sabía que la inteligencia no es nada si no está al servicio de los demás. Por eso su lema era "contemplata aliis tradere", que quiere decir más o menos: “transmitir a los demás la sustancia de las reflexiones”.

Siglos después de su muerte, fue reconocido como Doctor de la Iglesia, con el sobrenombre Doctor Angelicus. Es el santo patrono de las escuelas y de todos los institutos de educación.

Tomás de Aquino tiene frases memorables, sólo disculpables por el contexto de su época, pero la que glosa os a continuación es una buena dosis de sentido común:

El pecado ofende a dios lo que perjudica al hombre"

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu opinión.