martes, 22 de enero de 2013

EL EVANGELIO DEL 22 DE ENERO

MARTES


EVANGELIO
Un sábado atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas. Los fariseos le dijeron:
«Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?» El les respondió:
«¿No habéis leído nunca lo que hizo David cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros».
Y añadió: “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que
el Hijo del hombre es señor también del sábado”.


COMENTARIO

El sábado judío tenía como finalidad asegurar a las personas el tiempo de reposo para la realización de la vida. Pero a menudo las prácticas religiosas se desvían de su finalidad originaria: Lo que había sido establecido para asegurar el mantenimiento y el crecimiento de la vida en contacto con Dios, fuente de la Vida, se convirtió en una esclavitud para el pueblo judío y obstaculizó el fin para el que había sido instituido. El sábado se convirtió en amenaza integrista que servía para atemorizar a los sencillos. No cumplir el precepto del sábado podía llegar a ser castigado con la pena capital de la lapidación. Los fariseos, en esta larga jornada de Cafarnaún, consideraban que la observancia del sábado debía ser colocada por encima de la satisfacción del hambre. Por ello critican a los discípulos que, desgranando las espigas de los campos que atravesaban, realizan una acción «que no está permitida en día sábado».

Jesús recurre a un ejemplo de David, que puso por encima del respeto a los Panes de la Proposición (reservados exclusivamente para los sacerdotes), la necesidad de dar respuesta a las necesidades de él y sus soldados. No obstante, el problema de la observancia del sábado no es un problema original de Jesús. Sus contemporáneos estaban muy divididos acerca de este tema: Los monjes esenios eran los más intransigentes (no podían andar en día de sábado ni siquiera 500 metros). Los saduceos eran también muy intransigentes. Los fariseos eran más tolerantes. Jesús estaba más cercano a ellos que a cualquier otro grupo religioso de su época. El enfrentamiento con los fariseos proviene la convicción nueva de Jesús: La ayuda a la persona humana y la solidaridad son preceptos más importantes que el cumplimiento del sábado.

El texto de hoy nos lleva a situar toda práctica religiosa en el marco de la defensa de la vida. Defender y cuidar a las personas es nuestra primera obligación y responsabilidad, como personas y como educadores. Normas y legislaciones solamente tienen sentido en cuanto que ayudan a crecer a las personas? El cristiano, siguiendo el estilo de Jesús, evita las actitudes legalistas. ¿Juzgamos con dureza a los demás cuando creemos que no cumplen las leyes, sean las humanas o religiosas? ¿No nos falta la misma comprensión y respeto de Jesús cuando afirmó solemnemente que la ley solamente tiene sentido en cuanto beneficia a las personas?

Y en otro orden de cosas, cuando intentamos decir a los demás qué es creer, probablemente este texto nos enseña a no hacer de la fe un "decir"  ("confesar verdades") sino un "hacer". 

ALGUNA CURIOSIDAD
EL  SABBAT
«Sabbat» significa en hebreo «descansar». Esta expresión ya existía en el lengua sumeria como «sabatu», donde significaba «completar», «llevar a su plenitud». Era una palabra relacionada con el ciclo de la Luna. Para los sumerios el día de luna nueva era una jornada festiva. Los israelitas hicieron del sábado día de alegría y gozo porque Dios había «completado» (sabbat) la creación. Sin embargo, a partir del destierro de Babilonia, multiplicaron las prescripciones y enredaron las normas hasta límites insospechados. Quien trabajaba en sábado, podía llegar a ser lapidado (apedreado hasta la muerte). Jesús considera que la persona es más importante que las normas. Ello le llevará a continuos enfrentamientos con los fariseos. Jesús realiza múltiples curaciones en sábado, de forma escandalosamente deliberada, para recriminar a los fariseos, y demás grupos religiosos judíos, la esclavitud ritual a la que habían sometido al pueblo sencillo.

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