viernes, 7 de diciembre de 2012

EL EVANGELIO DEL 7 DE SEPTIEMBRE


VIERNES










EVANGELIO
Cuando se marchó de allí, al pasar lo siguieron dos ciegos pidiéndole a gritos: «Ten compasión de nosotros, Hijo de David»

Al llegar a la casa, se le acercaron los ciegos; Jesús les preguntó: «¿Tenéis fe en que puedo hacer eso?»
Contestaron: «Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos diciendo: «Que se os cumpla según la fe que tenéis» Y se les abrieron los ojos. Jesús les avisó muy en serio: «Mirad que nadie se entere». Pero cuando salieron hablaron de él por toda aquella comarca.
Mateo 9, 27-31

COMENTARIO
Los protagonistas del texto son dos ciegos que se acercan a Jesús en busca de salvación. Están convencidos que Jesús puede sacarlos de sus tinieblas. El evangelista aprovecha esta historia de Jesús para ofrecer una enseñanza sobre el camino que debe seguir los discípulos.

El hecho de que los dos ciegos aclamen a Jesús como «Hijo de David» significa que no conocen su verdadera realidad. Llamarle «Hijo de David» es entender a Jesús como un Mesías político y nacionalista, al estilo del rey David que dirigió los ejércitos de Israel en luchas constantes hasta conseguir ensanchar sus fronteras. Proclamar a alguien como «Hijo de David» suponía un peligro en tiempos de Jesús porque la ciudad de Jerusalén estaba dominada en lo social y en lo político por el Sumo Sacerdote, y la clase sacerdotal era tradicionalmente antagonista a los reyes de Israel.
Aquellos dos invidentes son «ciegos» porque consideran a Jesús como a un Mesías político... Jesús, a pesar de ello, les atiende en su ruego.
«La casa» en la que Jesús acoge a los ciegos es la casa de la suegra de Pedro, situada en la ciudad de Cafarnaún. Jesús hizo de esta casa un lugar para la acogida, la oración, la enseñanza a sus discípulos... En el texto de hoy «la casa» es símbolo de la comunidad cristiana, que debe ser el lugar donde se acerquen con confianza los necesitados.
Ante la fe de los ciegos, Jesús toca sus ojos y pronuncia una frase en todo semejante a la que dijo al centurión («Que se cumpla según vuestra fe»).Dar vista a los ciegos era uno de los signos de la salvación definitiva, anunciada por los profetas. Las tinieblas se desvanecen ante la revelación de Dios. «Abrir los ojos a los ciegos» representa, por tanto, sacarlos de la esclavitud y ponerlos en el camino de una vida en plenitud. El texto ofrece una enseñanza a los cristianos de las primeras comunidades: La fe es un camino progresivo. Primeramente existe un acercamiento a Jesús, a veces imperfecto... Poco a poco se nos van abriendo los ojos para conocer el verdadero rostro de Jesús.

El cristiano anuncia la fe en Cristo de forma flexible y gradual. 

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