miércoles, 14 de agosto de 2024

EVANGELIO DEL MIÉRCOLES 14 DE AGOSTO. SEMANA 19 DEL TIEMPO ORDINARIO.


EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has, salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano.
Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».


Mateo  18, 15-20
COMENTARIO

El espacio y el tiempo son los dos grandes ejes en los que acontece nuestra vida. Somos en un momento concreto y estamos en un espacio determinado.

Precisamente por esto cuando no afinamos bien nuestra mirada siempre hay alguien que nos dice eso de que "pareces de otra época" o "estás en un lugar equivocado".

Al hilo de esto, el evangelio de hoy intenta dar respuesta a cuál es el tiempo oportuno y el espacio conveniente para un creyente. 

La respuesta es muy directa. El tiempo oportuno es el presente, y más concretamente el instante. Y el espacio más conveniente es la distancia que me acerca o que me separa del prójimo. En ambos casos podríamos decir que el tiempo es sagrado y el espacio santo.

"Si alguien te ofende, repréndelo (ya) para salvar su vida". Es tremendo este criterio. El presente de la vida es el lugar en el que hemos de "atar y desatar" las cosas. Vivir "atados" es vivir en lo de siempre, sin crecimientos, sin cambios, sin resolver cuestiones enquistadas. Vivir "desatados", es vivir liberados, con oportunidades delante de nosotros, con posibilidades que proyectan esperanzas. 

"Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medios de ellos". No hay lugar más "santo" que el espacio que sirve de encuentro para las personas. No hay "tierras santas", ni "lugares sagrados"; hay personas que hacen sagrada la vida, sobre todo, si el espacio que media entre ellas rebosa de responsabilidad y dignidad.





domingo, 11 de agosto de 2024

EVANGELIO DEL DOMINGO 11 DE AGOSTO. SEMANA 19 DEL TIEMPO ORDINARIO



VERSIÓN MUSICAL •••

EVANGELIO
En aquel tiempo, criticaban los judíos a Jesús porque había dicho «yo soy el pan bajado del cielo», y decían:
–¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre?, ¿cómo dice ahora que ha bajado del cielo?
Jesús tomó la palabra y les dijo:  
–No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo trae el Padre que me ha enviado.
Y yo lo resucitaré el último día.
Está escrito en los profetas: «Serán todos discípulos de Dios».
Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende, viene a mí.
No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que viene de Dios: ése ha visto al Padre.
Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo.
Juan 6, 41-52

miércoles, 7 de agosto de 2024

MIÉRCOLES DE LA XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO. EL EVANGELIO DEL 7 DE AGOSTO.



EVANGELIO
En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.»
Él no le respondió nada.
Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: «Atiéndela, que viene detrás gritando.»
Él les contestó: «Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.»
Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: «Señor, socórreme.»
Él le contestó: «No está bien echar a los perros el pan de los hijos.»
Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.»
Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.»
En aquel momento quedó curada su hija.
Mateo 15, 21-28