viernes, 10 de mayo de 2024

EVANGELIO DEL VIERNES 10 DE MAYO. SEMANA 6 DEL TIEMPO DE PASCUA.


EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada.»
Juan 16, 20-23


COMENTARIO

Los textos evangélicos están marcados por la cultura y por las concepciones religiosas del momento. Esto lo hemos dicho muchas veces. 

 

La imagen del parto, aparte de una cuestión biológica, en tiempo de los judíos tenía una fuerza cultural tremenda dado el alto índice de mortalidad que había. 

 

Funciona en el texto el esquema típico de muchas religiones: paraíso (estado de "buena ventura") - caída (parto, dolor, desgarro, sufrimiento) - redención (salvación, vida alumbrada, vida nacida).

 

Al final, la primitiva comunidad cristiana nos está avisando de que el cristianismo como religión, y la fe desde Jesús de Nazaret como estilo de vida, es un continuo "alumbramiento". 

 

Los paraísos no son de este mundo, por tanto, los claro-oscuros, los contrastes, la ambigüedades pertenecen al día a día de nuestro convivir. 

 

En este sentido, es curioso conocer que el origen de la palabra paraíso vendría a significar un lugar "ajardinado" pero "cercado". 

 

Lo propio del parto es "des-cercar", des-proteger, "intemperizar" una nueva vida. Al fin y al cabo eso es vivir.

 

Trayendo el texto al hoy de nuestra vida creo que sirve adecuadamente para dar sentido a nuestra creencia. Creer no es ahorrarse el esfuerzo y la pasión del alumbramiento diario. 

 

Es necesario tener ideales (paraísos) que a modo de referencias nos permiten vislumbrar el sentido más o menos pleno de lo que hacemos, pero la vida, el alumbramiento cotidiano es un espacio y un tiempo de contrastes.

 

 



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