- «¿Tenéis ahí algo de comer?» Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: - «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.» Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: - «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»
COMENTARIO
Benedicto XVI, cuando comenta este texto, afirma que quizás San Lucas exageró en exceso sobre todo al manifestar una corporeidad extrema del Resucitado que hasta llegó a comer pez asado. Aquí podéis ver dicho texto 🆙
Quizás, la primitiva comunidad que puso por escrito la memoria de Jesús, no quería que pasara desapercibida la experiencia tan real y apasionada que tenía del Maestro.
Quizás no quede claro si eran ellos quienes tocaban la vida resucitada del Maestro ( Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo), o era el propio Jesús quien les tocaba y les iba marcando con su viva presencia.
Tras la muerte de Jesús ellos sienten que son "su cuerpo". Por eso concluye el evangelio de hoy con la afirmación de Jesús: "Vosotros sois testigos de esto".
Precisamente por eso, el testimonio del creyente y el testimonio de la comunidad cristiana, se vuelve imprescindible para el anuncio del Evangelio.
Ser testigo de la Resurrección en el siglo XXI o dar testimonio de la fe, no puede significar decir solo que Cristo ha resucitado, entre otras cosas, porque ninguno estuvimos a la entrada del sepulcro.
Testimoniar la fe, no es tanto "contarla o decirla", sino más bien desvelarla con el ejemplo de nuestra vida.
Una Iglesia que testimonia a Jesús, es una Iglesia que vive con su mismo estilo, y a quien se le reconoce porque en sus modos de vida transparenta el "sentir" de Jesús. Y lo mismo podemos decir de cada uno de los creyentes en sus particulares parcelas de vida.
Por eso, sin testimonio de vida, no se pude trasmitir la fe.
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