jueves, 11 de abril de 2024

EVANGELIO DEL JUEVES 11 DE ABRIL. SEMANA 2 DEL TIEMPO DE PASCUA

 

EVANGELIO
En aquel tiempo dijo Juan, el Bautista:
El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. 
El que acepta su testimonio certifica la veracidad de Dios. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.

Juan   3, 31-36


COMENTARIO

Para los humanos convencionales la dirección de la vida es de abajo hacia arriba. Crecer es "hacerte grande".

En las religiones circundantes al judaísmo y en el propio judaísmo, la bendición está en "crecer" en bienes y en descendencia. Por eso la fertilidad, es un don de los dioses. 

El ser humano se encamina hacia los dioses, de ahí la tendencia a divinizar lo humano en muchas religiones antiguas. Ser "humano" es poco, por eso los faraones, los grandes guerreros y los primeros profetas eran considerados semidioses, es decir, seres humanos hormonados de divinidad.

Pero el cristianismo rompe con esa dinámica: Jesús es el que rompe esa dirección. Él es el que viene de lo alto. Su ida, es más bien, venida.

La grandeza de Jesús es "hacerse humano", venir de lo alto y hacerse bajo. Decrecer, al fin y al cabo

Y desde entonces, la pequeñez es un misterio portador de sentido; lo minúsculo, una esencia insustituible; y lo bajo, una dignidad por desvelar. 

De ahí que el autentico cristianismo sea una piedra de toque contra los "egos". "Egos", en ocasiones manifiestos, y otras tantas veces, revestidos  de encantador disimulo. 

De esto mismo, creo, avisaba ayer el Papa Francisco en su último documento "Gaudete et exsultate" cuando afirma que "todavía hay cristianos que se empeñan en seguir otro camino: el de la justificación por las propias fuerzas, el de la adoración de la voluntad humana y de la propia capacidad, que se traduce en una autocomplacencia egocéntrica y elitista privada del verdadero amor" (GE, 57)



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