- «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no? »
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:
- «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto. »
Le presentaron un denario. Él les preguntó:
- «¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron:
- «Del César.»
Entonces les replicó:
- «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»
Muchas veces hemos dicho que quienes acompañaron a Jesús tuvieron la posibilidad de hacer con él una auténtica experiencia de sensatez.
Quizás Jesús intentara decir a quienes le escuchaban, que aunque fuera muy augusta la divinidad con la que se presentara el cesar en sus monedas nunca es equiparable a Dios. Y quizás también, que por mucha atracción y decisión que nos susciten “las monedas del impuesto” (el dinero), nunca podemos de colocarlo en el lugar de Dios
Las “monedas del césar” sirven para sobrevivir pero no para dar sentido a la vida, y menos para quitar el sentido a las personas arrebatándoles la posibilidad de vivir con dignidad.
Por “las monedas” nos defendemos, luchamos, nos hundimos, nos peleamos. Por “las monedas” sufrimos, nos preocupamos …. Y por “las monedas” nos volvemos violentos, si es necesario… y si no echemos una ojeada a nuestro mundo.
Jesús ofrecía un sentido de la vida que optaba por otros caminos: sólo el Amor puede dar sentido a la vida. No podemos equiparar a Dios y al césar, no podemos poner en el mismo lugar al amor y al poder. Hay cosas que son fundamento, y otras que son medios. Las “monedas” sólo son medios.
“Dad al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios” es apostar por una experiencia de vida y de fe que fecunde la vida de sentido fraterno y comunitario.
Poner sentido a la vida y poner cada cosa en su sitio. Gracias por el comentario, aclara sencillamente este pasaje del Evangelio.
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