domingo, 3 de septiembre de 2023

PARROQUIAS DE ALCADOZO Y LIÉTOR. EVANGELIO DEL DOMINGO 3 DE SEPTIEMBRE. SEMANA 22 DEL TIEMPO ORDINARIO

 


            
EVANGELIO
En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:
- «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.»
Jesús se volvió y dijo a Pedro:
- «Ponte detrás de mí, Satanás, que eres para mi una piedra de tropiezo; tú piensas como los hombres, no como Dios.»
Entonces dijo Jesús a sus discípulos:
- «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a si mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará.
¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, sí arruina su vida?
¿O qué podrá dar para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.»


Mateo  16, 21-27

COMENTARIO

La personalidad del discípulo Pedro es tan rica que probablemente el cristianismo hubiera sido distinto sin él. Pedro nos coge de la mano y nos lleva a la Gloria del Tabor y al elocuente reconocimiento de Jesús como el Hijo De Dios. Pero, inmediatamente, nos introduce en la cobardía de no saber permanecer ante el crucificado de su amigo y maestro Jesús.

Este personaje es Pedro: perfecto en su ortodoxia ("Tu eres el Hijo de Dios"- le dijo en Cesarea-), nefasto en su ortopraxis ("Yo no conozco a este hombre" -negándolo en la Pasión-)

Y entre medias, el evangelio de hoy: realmente uno no sabe, conociendo el final de la historia, si el dolor que no quería para su amigo ("...eso a ti no puede pasarte" -le dijo a Jesús), realmente era así, o simplemente un capítulo más de su dificultad para encajar en el proyecto de Jesús por las consecuencias que traería para su propia persona.

Pero en cualquier caso lo más sobresaliente es la respuesta de Jesús: "ponte detrás de mí...", o lo que es lo mismo, se humilde, sigue siendo discípulo, sigue aprendiendo... 

Sucede que no pocas veces uno opta permanentemente por "estar delante" o "arriba", y no puede o no sabe. Cuando esto ocurre se desbarata la historia, se bloquean proyectos y se cierra a la esperanza.

Ponerse detrás no es negación humillante, sino apertura discipular a un proyecto que nos sobrepasa, pero que despierta el más noble de nuestros intereses: el reino De Dios, el sentido de la vida.

Ponerse detrás es no pocas veces la única manera de no dejar de ser humano, porque desde atrás y desde afuera, es como con mejor criterio se ve la vida para lanzarla hacia adelante.

¿Ante qué acontecimientos y ante qué personas uno ganaría en autenticidad por el simple hecho de "ponerse detrás"?



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu opinión.