domingo, 22 de mayo de 2022

EVANGELIO DEL DOMINGO 22 DE MAYO. SEMANA 6 DEL TIEMPO DE PASCUA.



EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
–El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él.

El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado ahora que estoy a vuestro lado; pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La Paz os dejo, mi Paz os doy: No os la doy como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: 
«Me voy y vuelvo a vuestro lado.» Si me amarais os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.

Juan   14, 23-29

COMENTARIO


Quizás el Evangelio de hoy no se capte bien si no caemos en la cuenta que hay una pregunta previa de Judas Tadeo, el de Santiago: «Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?».  

Y le contesta Jesús: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras».

Es decir, que hay gente a la que “no se revela Jesús”. ¡Curioso! Me pregunto yo: ¿y qué han hecho esos “tales” para no tener esta experiencia? 

La contestación de Jesús es clara: “me revelo a quien me ama y a quien guarda mi palabra”, es decir a quien “le intereso”, "a quien yo les resulto interesante". 

Dios se revela a todos, siempre y lo más que puede, pero no todos estamos, en ocasiones, en su onda, bien por un problema de sensibilidad, o bien por un problema de convicción. 

La experiencia de la fe necesita de unos mínimos (o máximos) de sensibilidad en la vida. Por sensibilidad entiendo tener abiertas las puertas de la ternura y de la misericordia. Allí donde no hay ternura, delicadeza y misericordia es muy difícil que “prenda” la experiencia de Dios, o que se “capte” la densidad divina de la historia. 

No es fácil “tragar” con la “ética de máximos” por la que apuesta Jesús en muchos ámbitos de la vida: “perdonar setenta veces siete”, “dadles vosotros de comer”, “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”…. Es que, ciertamente…es complicado.

Y de ahí, la enorme importancia que tiene es frase: "haremos morada en él". No se se trata de ir a ningún sitio  a ver si allí está Dios o si me "toca en suerte por casualidad". No se trata de ir, sino de "dejar que venga" y de facilitar su venida. Al fin y al cabo Jesús hace morada en ti, si tu acoges su mensaje y lo intentas vivir.





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