jueves, 7 de enero de 2021

EVANGELIO DEL JUEVES. 7 DE ENERO.



EVANGELIO

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: «País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.» Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: - «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.» Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: -«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.

Mateo 4, 12-23
COMENTARIO

En el Evangelio de hoy, Jesús inicia la tarea de anunciar una sociedad alternativa en un lugar no habitual. Da la sensación, desde el comienzo, de que Jesús confiaba muy poco en la capacidad de regeneración del judaísmo de su época. Hacía falta miradas alternativas y no una simple repetición actualizada de lo mismo.

La llamada y la respuesta, sin condiciones, de los discípulos es también sintomática. Los técnicos en la Biblia hablan de este momento como la llamada "primavera Galilea"; o lo que es lo mismo, el espacio y el tiempo idílico de todo comienzo apasionado.

Cuando traemos el texto al hoy de nuestra vida, creo que nos ofrece un perfil de la experiencia de la fe muy clarificadora:

En primer lugar el texto nos hace caer en la cuenta de que el proyecto de Jesús no se consigue merodeando los evangelios ni acudiendo de espectador a los mensajes que contiene. Hace falta tomar el testigo, ser testimonio e involucrarse en la escena. Desde fuera de él mismo, el evangelio no se comprende; sólo se le saca jugo haciéndolo tuyo y entrado en la escena, en la vida de fe, como actor de la misma. Creo que criticarlo todo, resguardándose de todo al mismo tiempo, te deja espiritualmente vacío.

En segundo lugar, la proximidad al mensaje del evangelio debe vivirse primariamente de un modo apasionado. Es importante tener, en la experiencia de la fe, la conciencia de que estamos donde queremos estar. Esto no significa, que no tengamos que ser realistas y que vayamos permanentemente con la cara de habérsenos aparecido  la mismísima trinidad. No, no es eso, porque un seguimiento así sería bobalicón... pero no lúcido.

En tercer lugar, la fe no es una posición intelectual; se trata de una opción vital: "recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo"


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