martes, 11 de mayo de 2021

EVANGELIO DEL MARTES 11 DE MAYO. SEMANA 6 DEL TIEMPO DE PASCUA.


EVANGELIO

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: "¿Adónde vas?" Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, lo que os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Defensor. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo con la prueba de un pecado, de una justicia, de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el Príncipe de este mundo está condenado.»
Juan   16 , 5-11

COMENTARIO

Hay una versión popular de este evangelio que muchas veces lo traemos a nuestra conversación ordinaria y que viene a decir algo así como: "hasta que no se muere una persona no se pone en valor su historia".

Y ciertamente esto debía sentir Jesús en relación con su persona. Debió sentirse sumamente rechazado y los discípulos, algunos ya de segunda generación, debían recordar con amargura cómo un hombre tan bueno pudo acabar como acabó.

San Juan, que es muy literario, espiritualiza el argumento y hace depender el fruto pleno del proyecto de vida de Jesús, de la venida del Espíritu Santo.

El Evangelio de hoy, y su argumento, traído al hoy de nuestra vida, viene a decirnos una vez más que la credibilidad del cristianismo está siempre a la espera, y hace falta el "testimonio" de los creyentes para "sacar a la luz" día tras día el fruto de la vida entregada de Jesús.

Era San Pablo quien decía que "si Cristo no ha resucitado vana es nuestra predicación y nuestra fe"(1 Corintios 15, 14). Efectivamente, pero si la comunidad de los discípulos de todos los tiempos no damos testimonio de la forma de vida de Jesús, la vida de Cristo, resurrección incluida, carece de sentido para dicha iglesia y para la sociedad.

Por eso, Dios no es un "ser del pasado" al que homenajeamos cada día con nuestra, en ocasiones, brillante adoración. Dios es un "acontecimiento" del futuro, que en Jesús se nos anuncia, y al que hay que ir creyéndolo conforme lo vamos "poniendo en práctica" (testimoniándolo) cada día. 

Por tanto, es imposible "creer"...sin "practicar"... y entiéndase bien  lo de "practicar".

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