miércoles, 25 de septiembre de 2019

EVANGELIO DEL MIERCOLES 25 DE SEPTEMBRE. SEMANA 25ª DEL TIEMO ORDNARIO




EVANGELIO
En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. 
Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»
Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.
Lucas 9, 1-6


COMENTARIO

Hemos comentado textos parecidos y la tónica de los comentarios que he ofrecido han insistido siempre en la necesidad de "cuidar los medios", o las "mediaciones evangelizadoras".


Efectivamente, como "el fin no justifica los medios", tendremos que poner mucho interés en "detectar la pertinencia o in-pertinencia de los medios". De ahí que el evangelista ponga mucha insistencia en esto de no llevar nada para el camino...Es decir, que tus medios "den credibilidad" a tus fines. 



Y tengo la sensación de que Jesús no sólo hablaba de de "medios materiales", si no también de nuestro "estilo personal como mediación". Si quieres transmitir que Dios es "tierno" no trates a la gente a puntapiés. Si quieres anunciar a un Dios humilde, no seas pre-potente o post-potente (dependiendo de tus valentías). Si quieres anunciar a un Dios que es comunidad, no te conviertas en "cuasi-idolo que reclama exclusividad"...bueno podríamos seguir....pero el mensaje es claro.


Lo de "sacudirse el polvo" en caso de que el auditorio no engrosara las filas cristianas tras la predicación, siempre me ha costado entenderlo. Me sonaba como a desprecio y a no "querer nada que ver" con los destinatarios de la predicación.

Pero creo que no. Últimamente lo relaciono más con lo que implica el "testimonio" como eje de la evangelización.

Efectivamente, el sacudirte el polvo de los pies tiene que ver con la responsabilidad del testigo. El que anuncia, el que da testimonio (porque no hay otra forma de anunciar con sensatez), se hace responsable del que acoge su mensaje. El testigo que da testimonio, carga sobre sí la responsabilidad del que ha acogido su mensaje.

Cuando dos personas tienen una criatura, ambos, junto con la criatura, se convierten en testigos de la vida y ninguno de ellos puede desentenderse del otro. Por eso decimos que un hijo es para toda la vida; y a mí me gusta decir también, que una padre y una madre son también para toda la vida. Algo así pasa con el testimonio de un cristiano. Sólo así el testimonio cobra el valor que tiene.

Por esto mismo el testimonio es al mismo tiempo personal y comunitario. El testimonio no es de "fulanito" o "menganico" sino de "toda la comunidad cristiana". 

Sacudirse los pies es manifestar que "no son responsables" de la suerte del auditorio que te escuchó pero no te siguió. El testimonio deja de ser tal, si no es vitalmente implicante para los destinatarios. Sacudirse los pies es decirles que son ellos los que han den responder de su propia vida.

El testimonio como "categoría evangelizadora", va más allá de los "ejemplos de vida" que con la mejor intención del mundo proponemos ocasionalmente en nuestra parroquia. Más que eso, el testimonio es "la forma de vida" de la comunidad cristiana.

Por eso, allí donde no hay comunidad cristiana, los testigos son más "ídolos" de la fe que mártires, y en el peor de los casos, en sí mismos son un "pequeño parque temático" en una sociedad "cristianamente liquidada" (entiéndase, en un cristianismo líquido.) 
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