viernes, 12 de julio de 2019

EVANGELIO DEL VIERNES 12 DE JULIO. SEMANA 14ª DEL TIEMPO ORDINARIO


EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero no os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. Porque os aseguro que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre.»
Mateo  10, 16-23


COMENTARIO

Cuando nos encontramos con textos como los de hoy me da por pensar qué hemos hecho con el imaginativo y sugerente lenguaje bíblico y cuál fue la razón por la que sustituimos dicho lenguaje por otro manifiestamente conceptual, con el riesgo que conlleva de convertir el concepto en dios, olvidando que sólo es un medio para decir lo inefable.

Digo esto porque en dos versículos de hoy aparece una fauna que bien daría para empezar a componer un “bestiario” bíblico tan curioso como expresivo: corderos, lobos, palomas y serpientes…

Sobre los corderos y lobos ya hablamos hace poco. Hoy nos encargamos de aves y reptiles. Efectivamente, la paloma y la serpiente no son animales neutros en el pensamiento y en la tradición judía. Expresan más de lo que parecen. Los adjetivos que los acompañan, “sencillos y sagaces”, quizás no sean del todo suficientes para definirlos; en el contexto en el que aparecen simbolizan muchos más.

Daos cuenta del contexto en el que están empleados tales comparaciones: una clara situación de persecución, violencia y caos donde la destrucción se convierte en seña de identidad del seguimiento de Jesus (“…os entregarán a los tribunales, os azotarán…Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre…”.

En tal contexto la paloma parece expresar la capacidad para confiar-esperar la paz en medio del conflicto. En el Antiguo Testamento, la paloma, tras el diluvio (violencia) representa el retorno a la paz y la calma, y en el Nuevo Testamento, la paloma que “se deja ver” tras el bautismo de Jesús en mitad del Jordán, expresa de nuevo la esperanza tras el nuevo nacimiento que significa el bautismo.

La serpiente en el antiguo testamento es signo ambiguo de destrucción-sanación. Instiga  a la destrucción: recordad el binomio mujer (con perdón)- serpiente en el paraíso. Pero también es sanación y salvación: recordad el bastón de Moisés convertido en serpiente que sanaba a quienes lo  miraban (Números 21, 4-9). La serpiente, por tanto, es símbolo de la propia vida, a saber, una mezcla de felicidad y desdicha, de triunfo y fracaso, de caos y orden.

La clave que propone Jesús en este texto es tremendamente realista: la realidad de cada día no por conflictiva es mala, es irremediablemente “así”; pero ese “caos-orden” (serpiente) podemos vivirlo desde la calma y la serenidad (paloma).

Cuando traemos el texto al hoy de nuestra vida, este improvisado bestiario se convierte en un interesante glosario de actitudes, para quienes pretendemos continuar con la memoria del cristianismo y no morir en el intento.










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