domingo, 11 de noviembre de 2018

EVANGELIO DEL DOMINGO 11 DE NOVIEMBRE. SEMANA 32 DEL TIEMPO ORDINARIO.


EVANGELIO
En aquel tiempo [enseñaba Jesús a la multitud y les decía:
–¡Cuidado con los letrados! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos. Esos recibirán una sentencia más rigurosa.]
Estando Jesús sentado enfrente del cepillo del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos les dijo:
–Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el cepillo más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.
Marcos   12,38-44

COMENTARIO


Literariamente, el evangelio de hoy revela una tensión provocadora típica de este Jesús anti-fariseo. La mirada sobre una mujer viuda, y por tanto pobre, sirve de contraste para el mensaje que el evangelista quiere transmitir.

Mujer, viuda y pobre (sólo nos falta conocer si además no tenía hijos), es una manera de expresar esa tríada de la marginalidad tan típica de Marcos. Sin apenas saber nada más el lector imagina que algo grande va a ocurrir.

Y ciertamente ocurre. El móvil de la acción es la "donación" al templo. El conflicto está servido.

La tensión "fariseos-viuda" se reversiona con la tensión "cantidad-calidad", y concluye con la tensión "indiferencia-pasión". Este es el trípode sobre el que se apoya el relato.

Jesús cuestiona a los fariseos; pero lo novedoso y provocador es que su gran argumento no es una nueva doctrina rabínica. Tampoco aparece el propio Jesús reclamado nada para sí. El argumento anti-fariseo, es una mujer,... una pobre mujer,... una mujer mínima. La vistosa actitud farisea se ve contrapunteada por la irrelevancia de ella. Una versión más del evangelio de los pequeños y para los pequeños que trae Jesús.

"¿Cantidad o calidad?"...preguntaba yo a los niños esta mañana con una sencilla dinámica de elección. No es fácil elegir porque nuestra mirada, bien por embrutecimiento o por adormecimiento, resuelve generalmente el conflicto optando por la cantidad. Ya lo decía el refrán: burro grande...

Pero la mirada de Jesús, sin técnicas sofisticadas de radio-diagnóstico, es capaz de detectar la calidad de una opción pequeña, cuando no insignificante. Esta es la primera clave que nos da el Maestro de Galilea: mirar es un arte, y descubrir cada día lo que nos aporta las pequeñas historias de la gente normal, quizás sea una expresión de la belleza no apta para todas las sensibilidades.

Pero aún así, la Gran Revelación del evangelio de hoy no la ofrece el Maestro, sino la discípula. Él, sólo advierte el espacio sagrado en el que acontece. 

Efectivamente, es la mujer, viuda y pobre la que revela el mensaje central del evangelio de hoy. Permitidme, para des-codificarlo, un conflicto ortográfico que deviene en vital. Aquella mujer, "echando" dos reales, "hecha" su vida. 

Arroja ("echa") dos reales; pero en esa decisión su vida queda "hecha". Es el conflicto entre la indiferencia y la pasión. Muchas de nuestras acciones cotidianas pasan por indiferentes porque "no ponemos toda nuestra vida en ellas".

Sin embargo, cuando en lo que hacemos "nos va la vida", por pequeña que sea, nuestra historia resulta apasionante.

Una mujer, viuda y pobre, puso en cuestión la actitud religiosa de quienes habían hecho de la indiferencia el motor de su vida. Un pequeño gesto, pero apasionado-"porque la vida le iba en ello"- reveló cómo poner pasión en lo que haces es capaz de "salvar" -dar sentido- a toda una vida.

PD. Hombres, embrutecidos e indiferentes; mujer, sensible y apasionada. ¿Quién dice  que las discusiones de "género" sólo se dan en nuestro tiempo?




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