EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido, pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por su nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.»
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: «Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos: pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entra por mí, se salvará, y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago: yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.»
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: «Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos: pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entra por mí, se salvará, y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago: yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.»
Juan 10, 1-10
En el Evangelio de San
Juan Jesús lo es todo. Es el Cordero, él es Pastor, es la Puerta. Curiosas
comparaciones joánicas. Decir que es Pastor y decir que es Puerta es lo mismo.
Según la antropología cultural del momento, en aquel tiempo los apriscos no
tenían puerta, sino que en el lugar de la entrada se situaba el pastor, y allí
dormía.
Jesús, con la imagen
del Buen Pastor judío, cuida la realidad humana que tiene delante, capacita al
ser humano para que no deje de mirar hacia delante en apuesta de perfección,
pero se detiene en cada pasto,
por parcial que sea, si la oveja encuentra dicha en tal lugar.
Es emocionante el
versículo nueve cuando afirma: “Yo soy la puerta: quien entra por mí, se
salvará, y podrá entrar y salir, y encontrará pastos” . Aquí la
“versión original” (el que venimos llamando código joánico) nos da una pista
que nos pasa desapercibida en las traducciones.
“Pasto”, en griego se expresa con la palabra “nomé ”, muy parecida
a la palabra “nomós”, que significa Ley. San Juan hace un "juego
literario" que debió cabrear a los pastores-bandidos del momento.
Esta es la clave del
texto; los pastores y bandidos, al fin y al cabo son para Jesús los escribas,
fariseos y sacerdotes de su tiempo que sólo saben aplicar la Ley de modo
inmisericorde. Por el contrario allí donde unos aplican la Ley, otro, Jesús,
“da pasto”. Sencillamente emocionante.
Cuando traemos el
evangelio al hoy de nuestra vida irremediablemente se convierte en un buen
test de calidad de nuestra religiosidad de matriz cristiana. El objetivo
de una religion no puede consistir en cumplir normas (Ley) sino en sentirse
alimentado (pasto).
La religiosidad del hombre y la mujer contemporáneo no puede medirse en
términos de la adecuación o no a determinado modelos
de compartimiento moral o ritual. Eso es triste.
La pregunta sobre el sentido de nuestra fe es si nos sacia o no, si nos
llena o no, si alienta y alimenta nuestra vida o no. Y ahí, la respuesta,
no puede ser de catecismo; ahí, la respuesta se hace con la propia
vida.
⭆Y desde
aquí 🆙,
accede al mensaje
para esta semana 🆙.
⭆Desde los siguientes enlaces puedes acceder a
nuestra serie:
"Descodificar
el 20"
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu opinión.