EVANGELIO
En
aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos:
–Yo
soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado,
que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas
y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le
importan las ovejas.
Yo soy el buen
Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me
conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además,
otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y
escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.
Por
eso me ama el Padre: porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me
la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para quitarla y tengo
poder para recuperarla. Este mandato he recibido del Padre.
Juan 10, 11-18
La siempre sugerente Mª
Dolores Alexandre hace
poco afirmaba que culturalmente hablando son muchas las expresiones
sobre Jesús que resultan
un tanto pasadas.
Algo así puede ocurrir con esta imagen del Buen Pastor (Excelente, Bello pastor, sería una mejor traducción, según dicen los entendidos). En este caso, la imagen, necesita ya de muchas palabras.
El buen pastor "da la vida por las ovejas". Me preguntaba yo esta mañana en las eucaristías que celebraba por qué cosas daríamos la vida los que allí estábamos. Difícil respuesta.
Sinceramente pienso que no se trata de buscar razones por las que "dar la vida". Se trata mas bien de preguntarnos que es aquello por lo que cada mañana nos merece la pena levantarnos y vivir la vida.
Jesús lo tenía claro, según cuenta el evangelio de hoy. Probablemente a los judíos de su tiempo les dijo que le importaba muy poco su Ley y su Templo, sus cultos y sacrificios. A mí me importan las personas (el rebaño, en la jerga del momento) -diría Jesús-.
Tengo la sensación de que Jesús no era hombre de "grandes confesiones de fe"; o dicho con otras palabras, para Jesús, los credos, no eran nada en comparación con las personas. No imagino a Jesús dando la vida por un concepto, una idea, un palmo de tierra y quizás tampoco por una consideración moral de rango menor. Jesús daría la vida sólo por el rebaño.
Cada mañana hay miles de cosas que distraen nuestra atención en el mejor, sentido de la palabra distraer. Cada mañana muchas sensaciones tiran de nosotros. Y hay que elegir.
Una buena manera de responde sobre las razones que nos hacen vivir cada día quizás sea fijarnos en nuestra atenciones y tomar nota, si procede, de aquellos sitios que hemos decidido que no nos distraigan.
Ese simple ejercicio da buena cuenta de nuestros "pastoreos" reales.
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