En aquel tiempo, al ver Jesús el gentio, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:
–«Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»
–«Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»
Mateo 5, 1-12
"Dichosos....dichosos.... dichosos....."
De verdad ¡Dichosos!, o quizás mejor ¿Dichosos?
Sí..., lo pongo entre interrogación cultural porque es muy difícil que nuestro cultura reconozca "dicha" en las situaciones existenciales que enumera el maestro galileo. Nietzsche los llamaba "rebaño de ingenuos".
Pero yo creo que sí...¡dichosos! (con admiración). Dichosos aquellos que sienten que todavía no han encontrado la clave vital que les permita ser perfectos. La gran fosa de los fariseos era su aparente perfección. Ellos no necesitaban liberarse de miedos, de llantos, de sufrimientos, de sin sabores. No..., ellos eran perfectos.
Frente a ese ejército de perfectos, Jesús pone su mirada en aquellos que todavía han de luchar para vencer sus miedos, han de trabajar para superar su pobreza y han de encontrar la serenidad más allá de sus violencias. Sí...dichosos aquellos que no pueden prescindir de lo que significa vivir, es decir: crecer, esperar, ilusionarse todavía, cambiar, realizar. Sí....dichososo los imperfectos.
Esto es lo que tiene ser santo al estilo de Jesús; Él no pedía virtudes heroicas ni méritos super-naturales. Él pedía humanidad, esperanza, tenacidad.
Por eso Jesús era la gran dicha de ese ejército de "perdedores". Con otro líder no tendrían futuro. Con él... sí, porque estaba de su parte.
¡Bienaventurados los frágiles, los necesitados, los perdedores,... porque Dios camina a vuestro paso!
Los perfectos, no necesitan caminar.... porque ya no necesitan crecer....no tienen necesidad de vivir.... no viven.
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