domingo, 22 de octubre de 2017

DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO. EL EVANGELIO DEL 22 DE OCTUBRE


EVANGELIO
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron:
- «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no? »
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:
- «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto. »
Le presentaron un denario. Él les preguntó:
- «¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron:
- «Del César.»
Entonces les replicó:
- «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»

Mateo   22, 15-21

COMENTARIO

“Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”…. 

Recuerdo no hace mucho tiempo cómo un político español tiraba de esta frase bíblica para criticar las incursiones que de vez en cuando la iglesia hace en materia política y económica. Ciertamente, a la persona en cuestión le venía al pelo la frase como una versión más del "zapatero a tus zapatos. ¡Y se quedó más ancho que largo!

Quien así habla, en el fondo defiende una idea de religión cuánto más privada mejor: "usted rece en su casa, allí o moleste a nadie, pero no cuestione si es cristiano o no determinado comportamiento político o económico, porque eso no corresponde a la religión".

Una visión así, insisto, no sería problemática, si no fuera porque convierte a la  religión en una experiencia incapaz ya de decir una palabra relativamente sensata para los hombres y mujeres de hoy y que solo se dedica a rescatar, enmarcándolos y protegiéndolos, reliquias del pasado. Una religión que se convierte en feria de tradiciones o entretenimiento ocasional (espiritual).

Me resisto a pensar que esta frase -“dad al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios”-, no sea más que eso. Yo creo que este dicho de Jesús va mucho más allá.   Quizás Jesús intentara decir a quienes le escuchaban, que por muy “augusta divinidad” con la que se presentara el cesar en sus monedas nunca es equiparable a Dios. Y quizás también, que por mucha atracción y decisión que nos susciten “las monedas del impuesto” (el dinero), nunca podemos sentir la tentación  de colocarlo en el lugar de Dios.

Las “monedas del césar” sirven para sobrevivir pero no para dar sentido a la vida, y menos para quitar el sentido a las personas arrebatándoles la posibilidad de vivir con dignidad. 

Por “las monedas” nos defendemos, luchamos, nos hundimos, nos peleamos. Por “las monedas” sufrimos, nos preocupamos …. Y por “las monedas” nos volvemos violentos, si es necesario… y si no echemos una ojeada a nuestro mundo.

Sólo Dios puede dar sentido a la vida, o lo que es lo mismo en la versión del evangelio de Juan: sólo el Amor puede dar sentido a la vida. No podemos equiparar a Dios y al césar, no podemos poner en el mismo lugar al amor y al poder. Hay cosas que son fundamento, y otras que son medios. Las “monedas” sólo son medios.

“Dad al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios” no es apostar por una religión privada, roma o cómica, cuando no rodeada de un brillo rancio que le da la solera de su historia. Es más bien no consentir que el césar (el poder en sus múltiples formas) ocupe el lugar que sólo le cabe a Dios. Es más bien, apostar por una experiencia de fe que fecunde la vida de sentido fraterno y comunitario, aún a riesgo del que el “césar” se enfade.














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