miércoles, 1 de marzo de 2017

UNA CUARESMA TRANSPARENTE



Dice Octavio Paz que la contemplación necesita de la “des-encarnación de la palabra”; entonces, y sólo entonces, la vida se hace transparente.

Hoy, miércoles de Ceniza, comienza el tiempo de Cuaresma. La práctica del ayuno y de la abstinencia, vaciada de su sentido religioso, culturalmente se ha revestido de un nuevo significado. Ayunamos para “mantener el tipo”, y nos abstenemos de ciertos productos porque la necesidad de una “vida sana” ha conquistado la sensibilidad del hombre y la mujer de hoy.

Ayuno y abstinencia han dejado de tener sentido religioso para nuestra sociedad. De la mejor mística de San Juan de la Cruz quizás hemos aprendido que escuchar necesita silencio y que la presencia profunda necesita soledad; por eso, en este tiempo de Cuaresma, se me ha pasado por el corazón la necesidad de devolver al ayuno y a la abstinencia un protagonismo inquietante.

Os invito al ayuno religioso del pre-juicio. Vivir sin pre-juzgar es ganarle la batalla a la distancia que ponemos entre los demás y uno mismo; es saberte cada día alertado de tu no-soledad y de una esencial compañía.

Os invito a la abstinencia religiosa de la palabra. Si es cierto que Dios nos ha hablado, sólo su eco, desnudo de la palabra que lo custodia y lo interpreta, puede que nos devuelva por unos instantes una frescura que nos conmueva.

Os invito por eso a la cuaresma de la transparencia para recuperar el juicio y crecer en el noble arte de la escucha. El silencio, durante este tiempo, no será entonces descompromiso, sino más bien un vacío necesario para que la palabra recupere su hondura.

Las redes sociales, que nos permiten “supervivir” o “sobrevivir”, según se mire, hacen de nosotros seres virtuales de un mundo que, en ocasiones no existe más allá de nuestra imaginación o de nuestros deseos, es decir, más allá de la “red” que nos atrapa.  

Al fin y al cabo, en las redes sociales, contamos nuestra vida porque la soledad nos da vértigo y nuestras palabras no-dichas sentimos que nos ahogan. Prescindir de las redes sociales durante este tiempo, quizás suponga un sano ejercicio de transparente humanidad.

Por eso, durante todo este tiempo de Cuaresma, en el enlace permanente que os adjunto al comienzo y al final de este texto, podréis encontrar todos los días un eco de la Palabra. Nada más. Tampoco os enviaré WhatsApp; el enlace valdrá para todos los días.

…en el deseo de la transparencia, nos veremos en Pascua.






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