En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos."
Marcos 16, 15-18
COMENTARIO
Llevábamos ya unos cuantos días sin interrumpir el
ritmo normal del evangelio de Marcos. Hoy lo interrumpimos con esta
fiesta que pasa desapercibida en el santoral "vistoso", pero que es
importante desde el punto de vista de los itinerarios de fe: la conversión
de San Pablo. En el comentario del año pasado comentábamos
algo sobre la importancia de su figura en la tarea de la Iglesia, allí podéis volver a leerlo.
Es provocador el texto de hoy. La importancia que
concede al creer y las consecuencias del no creer, así como los
"superpoderes" que tendrán los "creyentes", puede
transmitirnos una cierta idea de irrealidad.
En los "veintitantos" años que llevo de
sacerdote creo que no he expulsado ningún demonio de nadie (di
de mi mismo tampoco), sólo he conseguido mantener mi idioma (ni
siquiera el inglés me resulta mínimamente cómodo), y de los de las serpientes
¡para qué hablaros! (me da miedo hasta la mirada de un gato tras un cristal).
Es decir que, o bien la fe ha hecho poco en mi, o independientemente de
esto, el texto de hoy es un poco exagerado.
Quiero pensar que más bien lo segundo; es un texto muy
tardío, se añadió al evangelio de Marcos con posterioridad al resto
del evangelio, quizás por influencia de los textos de San Mateo y San
Lucas, y quiere "convencer" de los buenos efectos del
"creer" y de su conveniencia.
El místico Rumi, en el siglo XIII sostenía que "quizás busquemos entre
las ramas aquello que sólo aparece en las raíces". Esto mismo puede pasar
con el texto de hoy. Pensar que lo que presentaban como "ramas"
(efectos del creer) las primitivas comunidades cristianas, debamos entenderlo
nosotros al pie de la letra, y esperar que poderes parecidos hemos
de tener nosotros. Las primitivas comunidades cristianas exageraban e
hiperbolizaban la realidad, como también lo hacemos nosotros.
Pero se trata de llegar a la raíz que, aunque
oculta, siempre está. Quizás quisieran afirmar aquellas comunidades
que cuando uno deja entrar el mensaje de Jesus en su proyecto
vital, trastoca un poco la vida sanándola desde dentro ("echarán
demonios"), deja entrar en tu vida los discursos, intereses
y sentimientos de los demás ("hablarán lenguas nuevas"),
sabe relativizar la moda de turno que te despersonaliza y te aliena
("agarrarán serpientes en sus manos ... y no les harán daño"),
y probablemente eres bálsamo y calma para muchas personas ("impondrán
las manos los enfermos y quedarán sanos").
En cualquier caso, toca elegir cada día desde donde quieres
creer, desde el "andarse por las ramas" o "desde
la raíz".
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