En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: - «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel.» Y Juan dio testimonio diciendo: - «He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.»
Juan 1, 29-34
COMENTARIO
Hoy en misa he hecho un experimento. Nos hemos
preguntado en el momento del comentario del evangelio qué animal elegiríamos
para ponerlo en la puerta de nuestra casa si quisiéramos defenderla. Podíamos
elegir entre un perro, un tigre, un cordero, un gato, un leon....
La respuesta "realista" que hemos
dado casi todos ha sido: el toro, el tigre o el perro. Una señora, incluso ha
optado por un caballo, por un doble motivo, impone mucho y puestos a necesitar
salir corriendo porque la cosa se pone turbia, es la mejor opción. El toro,
dada la afición en ambos pueblos, ha sido también una opción plausible.
La pregunta por mi parte era capciosa, porque
si alguien llega a elegir al cordero como animal de defensa, el comentario que
yo llevaba preparado se me "caía" en ese momento. Es verdad que para
evitar la tentación, la pregunta la he realizado antes de leer el evangelio.
...Y el evangelio, como siempre, ha cumplido
con su función de ser un "contraste" para la vida. Jesús es visto
como "Cordero" que quita el "mal" del mundo. Curiosa
afirmación es esta a pesar de que la realizamos en todas las eucaristía, y
además por cuadriplicado. "Cordero de Dios que quitas el
pecado del mundo, ten piedad.... (tres veces), más una al final, por si fuera
poco, en la que el sacerdote afirma con rotundidad: "Este es el Cordero de
Dios que quita..."
Digo que el evangelio contrasta porque generalmente
no acabamos de confiar en que son las "actitudes del cordero" las que
resuelven los problemas del mundo, y quitan su "mal". Confiamos más
en los métodos resolutivos caiga quien caiga. De hecho, no faltan corrientes
sociológicas que afirman la necesidad de la competitividad, el juego de
opuestos y el enfrentamiento continuo como la única manera de hacer avanzar a las
sociedades. Y así nos pasa, que de "tanto estar enfrente" para
"ser alguien" nos vamos poco a poco des-humanizando.
Esto no era extraño al pensamiento judío. De
hecho el rey de los judíos, desde David, era conocido también con el nombre de
"el león de Judá", por el miedo que daba. Pero Jesús ya sabemos que
fue un rey "contrastante" y alternativo. Él no quiso ser rey en
"modo león" sino en "modo cordero".
Reconozco que el momento más sublime de la misa
para mi es cuando el sacerdote dice: "este es el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo, dichosos los llamados a la cena del del
Señor"; y los demás contentamos: "Señor nos soy digno de
que entres en mi casa, pero una palabra tuya, bastara para sanarme". Tan
sublime, que suelo no decirlo porque me estremece en exceso.
O dicho de otro modo: "me encantaría Señor
ser como tú, pero no puedo. Me gustaría levantarme cada mañana con las actitudes
del cordero (la entrega, la servicialidad, la fragilidad, la mansedumbre,
la paciencia, la resiliencia.... pero no puedo; enseguida me viene la
mirada distante, el complejo violento, los aires victimistas que lo justifican
todo. Y en esos momentos pierdo los trastes y me digo.... a triunfar. Y no miro
ni a izquierda ni a derecha, voy a lo mío, y el que quiera subirse al carro que
arree como yo".
Comenzamos este domingo, de nuevo este tiempo
ordinario hasta cuaresma; un tiempo estupendo para enamorarnos de las maneras
del Cordero. Tiempo tenemos. No hay prisa porque "aunque no seamos
dignos, escuchar su palabra" puede enternecernos.
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