jueves, 6 de octubre de 2016

JUEVES DE LA XXVII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO. EL EVANGELIO DEL 6 DE OCTUBRE.



EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos: «Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle." Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos." Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»
Lucas  11, 5-13.

COMENTARIO


Triste dios (y con minúscula) sería el dios definido por la parábola de hoy; un dios que actúa ante la criatura porque esta se vuelve "cansina", no deja de ser más que una expresión decadente de los mitos griegos, caprichosos ellos, que el judeo-cristianismo intentó superar. Por eso, todas las religiones no son iguales. 

La parábola de hoy no hay que leerla en clave de  "tu insiste que al final dios te oye y si te conviene te concede lo que le pides". Ya hemos dicho en otras ocasiones que un dios así es impresentable, y generador de ateísmos peligrosos, preocupantes y de difícil superación. La parábola creo que invita a lo contrario; invita a des-creer de un dios tan insensible y a afirmar que el Dios de Jesús no es así. De hecho esta parábola forma parte de lo que técnicamente se conoce como "parábolas de contraste".

El Dios de Jesús es el Dios que todo lo da, que se hace el encontradizo, y que siempre acoge; la secuencia "pedid y se os dará - buscad y hallareis - llamad y se os abrirá, eso parece afirmar. El Dios de Jesús no puede "guardarse" nada por eso todo lo da; no puede guardarse de nadie, por eso se hace el encontradizo; no sabe hacer otra cosa que no sea revelarse, por eso es apertura absoluta. Es el Dios de quien Jesús es su huella histórica, y a quien él llama Padre o Madre, como veíamos ayer.

Tengo la sensación de que en estos veintiún siglos de cristianismo hemos preferido a los ídolos griegos que juegan caprichosamente con la desdicha de los humanos, más que al Dios judeo-cristianso que se ha hecho uno con los humanos. O dicho con otras palabras: son más creíbles para nosotros los dioses a quienes hay que rogarles con enormes sacrificios y méritos, que los dioses que han decidido plantar su tienda entre nosotros y ser-con (y como)-nosotros. Y ya sabemos que.... en cuestión de gustos..... el cliente manda.

El otro día asistía yo a una "bella" predicación; "bella" en la forma, pero "letal" en el fondo. Disertaba el predicador sobre la fuerza y el valor de la oración, y en el momento culmen de la predicación hace la siguiente afirmación: "la oración puede conmover a dios". Es decir, ¿que si no rezas dios no se conmueve? "No amigo -me decía yo para mis adentros-, ¡claro que la oración es fuerza y y tiene mucho valor!, pero no para que tu conmuevas a Dios...en todo caso, para que Dios te conmueva a ti".  Por eso, el gran don de Dios en la tradición judeocristiana es el Espíritu ("cuánto más vuestro Padre dará el Espíritu...").

En la tradición judeo cristiana el Espíritu es el Aliento, la Fuerza, el Ánimo (alma).... la Vida. Por eso concluimos como ayer, rezar es vivir, y vivir es rezar. Acoger la vida cada mañana es encontrar a Dios, hecho uno en la entraña de lo creado, y abierto a una continua expansión y revelación.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu opinión.