miércoles, 28 de septiembre de 2016

MIÉRCOLES DE LA XXVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO. EL EVANGELIO DEL 28 DE SEPTIEMBRE


EVANGELIO
En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, le dijo uno
–Te seguiré adonde vayas.
Jesús le respondió:
–Las zorras tienen madriguera y los pájaros, nido, pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
A otro le dijo:
–Sígueme.
El respondió:
–Déjame primero ir a enterrar a mi padre.
Le contestó:
–Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.
Otro le dijo:
–Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.
Jesús le contestó:
–El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el Reino de Dios.

Lucas  9, 61-62

COMENTARIO

El contexto espiritual de la época nos permite descodificar las tres respuestas “vocacionales" del texto de hoy. Son duras: ante el deseo de uno por ser discípulo suyo, la respuesta es “el hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”. Y ante los dos siguientes que pretenden seguirle pero encargándose previamente de “dejar arregladas las cosas familiares", la respuesta es “deja que los muertos entierren a sus muertos”….y  ”el que echa la mano en el arado y sigue mirando atrás, no sirve pare el Reino de Dios”.

Evidentemente estas consignas son, una vez más, un posicionamiento contra la religión judía. Recordad que “tierra” y “familia" (descendencia) eran los grandes tesoros para un judío. Las “exigencias” de Jesús ponen en entre dicho tanto la  obsesión por la “tierra” (“el hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”), como la “obsesión por la familia” (“deja que los muertos entierren a sus muertos”).

Es algo común a los grandes hombres y mujeres de la historia afirmar que su patria es todo el mundo y su familia toda la humanidad. Jesús es uno de ellos. Frente a los exclusivismos y elitismos, quizás Jesús, entre otras cosas, fuera un precursor de la globalización.

Cuando traemos el texto al hoy de nuestra vida haríamos mal en sacar conclusiones de “corte vocacional exclusivista” tipo “el señor me llama a mi y me pide que deje a mi familia”. Eso no es vocación…es fanatismo religioso de corte mesiánico o simplemente despreocupación por las obligaciones normales que tiene una persona.  

El texto es mucho más rico y más exigente que todo eso; viene a cuestionarnos nuestro global estilo de vida, nuestra opción por intereses personales donde aparcamos a los demás, nuestra visión elitista de la felicidad, nuestra necesidad de ser reconocidos permanentemente para “ser alguien” en la vida… 

En el fondo, si el texto en su contexto ponía negro sobre blanco las obsesiones del judío, hoy el texto en nuestro contexto viene a hacernos reflexionar sobre nuestras obsesiones, esas que en ocasiones nos hacer instalarnos en nuestro egoísmo y replegarnos en nuestras comodidades.


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