martes, 19 de julio de 2016

MARTES DE LA XVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO. EL EVANGELIO DEL 19 DE JULIO.


EVANGELIO
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó: «Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.»
Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»
Mateo 12,  46-50
COMENTARIO 
Dicen que la expresión “no dejar títere con cabeza” proviene del Quijote cuando en una de sus ensoñaciones atacó  a los peligrosos muñecos de trapo y madera que se estaban utilizando para representar  “El Retablo de la libertad”; pues de “títere sin cabeza”, pero en este caso sin ensoñación alguna, puede tratarse la actitud de Jesús en relación con la religión judía.

No cabe ninguna duda del hecho de que Jesus acabo con el gran trípode religioso judío, a saber: la Ley, el Templo y la Familia. Que Jesús se mostró “alternativo” o “cumplimentador” de la ley judía, no hay duda alguna; que tuvo sus más y sus menos con el templo…tampoco es necesario justificarlo quienes sois seguidores habituales del blog; y la familia…como muestra , el evangelio de hoy.

“¿Quién es mi madre y quienes mis hermanos?”....sólo el hecho de ponerlo en cuestión ya hasta resulta irreverente. Pero Jesús lo hizo. La familia, la estirpe era signo de la alianza, mediadora de la misma y garantía de supervivencia. En la familia de la “sangre”, pasado, presente y futuro confluían ya no sólo como identidad cultural sino como garantía de destino. Pro Jesús “rompe” con esta unidad cultural y de destino que era la familia judía. Evidentemente no debió romper con los “afectos”.

Ya dijimos en algún momento comentando este texto que la actitud de “ruptura” de Jesús con su familia, era a modo de un mediación necesaria para que germinara una nueva “fraternidad” universal; porque ciertamente hay “rupturas que crean frateridad”.

Cuando leo este texto en clave religiosa y cultural –las claves en los que está escrito-, me vienen a la cabeza la estrechura de miras que tenemos los católicos de hoy a la hora de intentar la “fraternidad de los diverso”. Hay quien se escandaliza por cambiar una “letra” de la liturgia católica; hay quien pone el grito en el cielo por tener un poquito de “manga ancha” en cuestiones discutibles; hay quien se enfada porque ensayando nuevas maneras de tratar los temas de siempre se parecen estar cuestionando los cimientos de la fe….

Como dijo una vez una amigo mío actualmente con altas responsabilidades eclesiásticas: “a todos estas les soltaba un día yo a Jesús a ver cuanto tiempo resistían con el”.

Pues eso, en ocasiones, hay que “romper” para “crear”, porque a estas alturas de la vida, a la hora de transmitir la fe, no basta sólo con soñar. Al estilo del Quijote, quizás haya que arriesgarse y no dejar títere con cabeza: “estos son mi madre y mis hermanos…el que cumple la voluntad de mi padre?”

















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