EVANGELIO
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó: «Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.»
Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»
Uno se lo avisó: «Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.»
Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»
COMENTARIO
Dicen que la expresión “no dejar títere
con cabeza” proviene del Quijote cuando en una de sus ensoñaciones atacó a los peligrosos muñecos de trapo y madera
que se estaban utilizando para representar
“El Retablo de la libertad”; pues de “títere sin cabeza”, pero en este
caso sin ensoñación alguna, puede tratarse la actitud de Jesús en relación con
la religión judía.
No cabe ninguna duda del hecho de que Jesus
acabo con el gran trípode religioso judío, a saber: la Ley, el Templo y la
Familia. Que Jesús se mostró “alternativo” o “cumplimentador” de la ley judía,
no hay duda alguna; que tuvo sus más y sus menos con el templo…tampoco es
necesario justificarlo quienes sois seguidores habituales del blog; y la
familia…como muestra , el evangelio de hoy.
“¿Quién
es mi madre y quienes mis hermanos?”....sólo el hecho
de ponerlo en cuestión ya hasta resulta irreverente. Pero Jesús lo hizo. La
familia, la estirpe era signo de la alianza, mediadora de la misma y garantía
de supervivencia. En la familia de la “sangre”, pasado, presente y futuro
confluían ya no sólo como identidad cultural sino como garantía de destino. Pro
Jesús “rompe” con esta unidad cultural y de destino que era la familia judía. Evidentemente
no debió romper con los “afectos”.
Ya dijimos en algún momento comentando
este texto que la actitud de “ruptura” de Jesús con su familia, era a modo de
un mediación necesaria para que germinara una nueva “fraternidad” universal;
porque ciertamente hay “rupturas que crean frateridad”.
Cuando leo este texto en clave religiosa
y cultural –las claves en los que está escrito-, me vienen a la cabeza la estrechura
de miras que tenemos los católicos de hoy a la hora de intentar la “fraternidad
de los diverso”. Hay quien se escandaliza por cambiar una “letra” de la
liturgia católica; hay quien pone el grito en el cielo por tener un poquito de
“manga ancha” en cuestiones discutibles; hay quien se enfada porque ensayando
nuevas maneras de tratar los temas de siempre se parecen estar cuestionando los
cimientos de la fe….
Como dijo una vez una amigo mío
actualmente con altas responsabilidades eclesiásticas: “a todos estas les soltaba un día yo a Jesús a ver cuanto tiempo
resistían con el”.
Pues eso, en ocasiones, hay que “romper”
para “crear”, porque a estas alturas de la vida, a la hora de transmitir la fe,
no basta sólo con soñar. Al estilo del Quijote, quizás haya que arriesgarse y
no dejar títere con cabeza: “estos son mi
madre y mis hermanos…el que cumple la voluntad de mi padre?”
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