EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará.»
Juan 16 , 12-15
¿Y aquel que hizo maravillas asombrosas
no pudo decirnos a la humanidad, de golpe, toda la verdad sobre la vida?,
¿aquel que curaba a destajo a hombres y mujeres liberándolos del peso de la enfermedad no pudo “hacernos cargar” con toda la verdad, de golpe? Pues no…. O
al menos esto dice el evangelio de hoy.
Probablemente Jesús cayera en la cuenta
de que la “verdad” es una experiencia vital. Efectivamente, la verdad tiene que
ser conocida por nuestra mente, pero asumida también por nuestro corazón. Mente
y corazón son las dos coordenadas por las que llegamos a certezas en la vida.
No existen la “verdades” separadas de la
vida. La verdad es siempre una “verdad situada” en la vida. Por eso , para
conocer y sentir la verdad…. hay que vivir. De ahí que los “maestros de
gabinete” en cualquier materia sólo sirven para “especular”, es decir, para
imaginar una verdad y reflejarla en su propia mente. Pero esa verdad está tan
carente de vida como lo está nuestra imagen en un espejo.
La verdad esta en la “persona viviente” y
“viviendo”. Da lástima observar a quienes te repiten cual papagayos lecciones
aprendidas no se dónde, pero son incapaces de aprender, de sentir, e incluso en
sublime acto, de hacer “suya” la “verdad situada, y en ocasiones herida” de
quien está frente a ti.
Por eso, una fe que es sólo palabra
pronunciada pero no vivida, anda muy lejos de la verdad; como dijo aquel, eso
es sólo “un flato de la voz”.
Cuando Jesús habla del “Espíritu de la
verdad que os guiará”, creo que está hablando del devenir cotidiano de la vida,
de esa vivida que es “reveladora” de lo que tenemos que hacer. No hay otra
manera de “vivir en la verdad”, de “conocer la verdad”, de “sentir la verdad y
dejarnos transformar por ella”. Por eso, como dijo el propio Jesús, “la verdad
os hará libres”.
Una verdad confesada con los labios pero
no asumida desde el corazón y, consecuentemente, con nula capacidad de
transformación y conversión vital…. una verdad así…..es una mentira.
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