EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.
Recordad lo que os dije: "No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra."
Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.»
- «Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.
Recordad lo que os dije: "No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra."
Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.»
COMENTARIO
“Si el mundo os
odia… Si fuerais del mundo… pero como no sois del mundo…. os he escogido
sacándoos del mundo”…
Realmente uno
lee esto así, de golpe, y lo primero que se pregunta es quien será ese señor
tan malo que se llama “mundo”. Todavía quedan resquicios de personas
religiosas, generalmente de perfil conventual, que hablan de la situación
anterior a entrar en el convento como de un momento en el que “vivían en el
mundo”. Entrar al convento era “salir del mundo”.
Bueno, todo esto
es sólo literatura.. para que vamos a engañarnos…ya sabemos, se trata de una
manera de decir que quiere expresar una manera de vivir. Pero el
lenguaje, siempre tan convencional, hay que descodificarlo, no sea que acabemos
convirtiendo todo sólo en lenguaje.
Los sencillos campesinos del pueblo tenían la tentación de practicar ritos de fecundidad de la tierra, a fin de garantizar mágicamente las cosechas. En el fondo estos rituales de fecundidad eran propios de religiones que en aquel momento competían con el judaísmo. Ser del mundo era olvidar a Yahvhé y ponerse en manos de supersticiones. Es decir, ser del mundo era convertirse en un idólatra. Y la idolatría era para un judía el mayor atentado religioso que una persona puede cometer.
Por si fuera poco, cuando se está escribiendo el Evangelio de Juan, están teniendo lugar las persecuciones religiosas de Nerón y Domiciano. No me extraña que aquellos cristianos pensaran que los “dueños” del mundo, eran malos, y que la clave era distanciarse de ellos, de su manera de pensar y de vivir.
Jesús identifica «mundo» con los poderosos que llenan la historia de dolor y de sangre. El evangelio de Juan entiende por «mundo», a aquellas instituciones o personajes que se adueñan de las personas y esclavizan a los seres humanos para conseguir poder, dinero, honores, autoridad... en detrimento de los pobres y silenciados.
Si traemos el texto al hoy de nuestra vida la interpretación es clara. No se trata de que salgamos hoy a la calle a decir que el mundo es malo (cosa por otra arte muy normal en grupos fundamentalistas y casi-fundamentalistas católicos). Se trata de poner inteligencia en lo que hacemos y detectar todo aquello que causa sufrimiento en nuestro mundo. Contra eso, evidentemente, es contra lo que hay que luchar.
Y efectivamente, si no perdemos lucidez, hoy hay mucha gente cuya manera de entender la vida tiene como consecuencia el sufrimiento, la miseria y la desdicha de otros. La llamada de la memoria de Jesús es a no tolerar esos “modos de vivir”. En el fondo esas son las “idolatrías” de hoy. Porque idolatría es todo aquello que te aleja del sentido común y del bien común.
Y si nos ponemos en plan “Papa Francisco”, está claro que, al interior de la Iglesia, este texto es muy duro con aquellos obispos, curas, laicos, seglares que hacen “cierta ostentación” del poder o de la influencia que tienen; según el evangelio de hoy, ellos “también son de este mundo”. Pero ¡vamos!, son los menos,… creo.
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