jueves, 3 de septiembre de 2015

SÓLO 1 MINUTO, JUEVES

EL OBISPO EPIFANIO Y EL ABAD HILARIÓN


En la “Vida de los Padres” se que cuenta que Epifanio, obispo de Chipre, invitó una vez a Hilarión.

“Ven a mi casa para que podamos conocernos antes de morir”. Cuando estaban juntos, sentados a la mesa, les presentaron carnes de diversas aves y el obispo las puso ante Hilarión. El anciano abad se excusó:

-Perdóname, padre. Desde que tomé el hábito monástico no he probado jamás la carne.

El obispo le replicó:

-Yo, por el contrario, desde que llevo las insignias episcopales no he permitido nunca que alguien se acueste teniéndome rencor, y no he sido capaz de dormir antes de reconciliarme con quien me había contrariado.
Entonces dijo el abad:


-Perdóname, padre. Tu progreso en el camino de la vida está mucho más allá del que yo he logrado. Acabo de comprender que para un cristiano es más importante practicar el perdón y la solidaridad que hacer penitencias.

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