EL AMIGO DEL OSO
Un hombre bueno, viendo que una serpiente
venenosa atacaba a un oso, fue a socorrerlo y lo libró de la serpiente.
El oso fue tan sensible a la bondad que
había demostrado el hombre con él, que le siguió por donde quiera que fue y se
hizo su esclavo fiel, protegiéndole de cualquier cosa que le molestara y
haciéndole muchos favores.
Un día, el hombre estaba durmiendo y el
oso, de acuerdo con su costumbre, estaba sentado a su lado, espantando las
moscas, sobre todo aquellas que intentaban posarse en la cara de su amo y
salvador.
Las moscas se volvieron tan persistentes en
sus molestias que el oso perdió la paciencia y, agarrando la piedra más grande
que pudo encontrar, se la arrojó con la intención de matarlas, pero,
desafortunadamente, las moscas escaparon y la piedra cayó sobre la cabeza del
durmiente, aplastándola.
La moraleja es: “Hay que saber ayudar a los
demás con inteligencia”.
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