OTRO MENDIGO MÁS
Los vecinos del místico musulmán
Farid lograron persuadir a éste de que acudiera a la Corte del Emperador y
obtuviera de Akbar un favor para la aldea. Farid no estaba muy convencido de
las posibilidades del emperador, pero por contentar a sus vecinos se fue a la
Corte.
Cuando llegó a ella no le dejaron
pasar porque el emperador Akbar se encontraba haciendo sus oraciones.
Cuando, al fin, el emperador se dejó
ver, Farid le preguntó:
“¿Qué estabas pidiendo en tu oración?”.
“Le suplicaba al Todopoderoso que me
concediera éxito, riquezas y una larga vida”, le respondió Akbar.
Farid se volvió, dando la espalda al
emperador, y salió de allí mascullando:
“Vengo a ver a un emperador… ¡y me
encuentro con un mendigo que es igual que todos los demás!: Sólo sabe pedir”.
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