Los seres humanos son como aquellas piedras
que van en una corriente tratando de llegar al océano grande. Comienzan su
andar desde el punto en que se inicia la corriente...
Cuando empiezan son toscas, tienen picos,
son deformes y nadie les encuentra belleza alguna. Sin embargo, al ir en la
corriente, el movimiento y la fricción las va limando, las va puliendo, hasta
que finalmente llegan a donde la corriente es tranquila y suave...
Entonces las piedras toscas ya se pulieron,
están redonditas y brillantes y todos las quieren coleccionar, sin embargo aun
no están acabadas, siguen siendo piedras y algún día mostraran toda la belleza
que guardan.
Así son el hombre y la mujer... en la
corriente de la vida, se encuentra con seres humanos que con sus picos, con sus
defectos, aparentemente lastimará al que va al lado de él en la corriente...
Por el contrario, ese aparente roce
doloroso sólo es una manera de pulir aquel pico que sobresale, y el rozamiento
sólo es el medio para que, cuando lleguemos donde la corriente es suave,
mostremos la belleza que guardamos.
Sin embargo,
aún seguimos siendo seres humanos y algún día mostraremos la verdadera belleza
que cada uno lleva.
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