San Justino, San Próculo, San Fortunato, San Caprasio y San Iñigo
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San Justino
SAN JUSTINO (¿103?-¿167?) nació en Flavia
Neapolis, ciudad romana construida en el sitio de la antigua Siquem de Samaria,
que corresponde a la actual Nablus, Jordania.
Hijo de padres paganos y ciudadanos imperiales de
Roma, San Justino dedicó buena parte de su vida al estudio de los filósofos,
sintiéndose especialmente atraído por el pensamiento de Platón y el de los
seguidores del estoicismo.
San Justino llegó a la fe cristiana siendo ya un
hombre maduro, al buscar a Dios a través de la filosofía y el razonamiento. Después
de estudiar las Sagradas Escrituras, voluntariamente se convirtió al
cristianismo.
Debido a una disputa con un rival, San Justino
fue denunciado ante las autoridades del nuevo emperador, hijo y sucesor del
anterior, Marco Aurelio Antonino (reinó 161-180). Al negarse a rendir
sacrificio a los dioses romanos, San Justino fue decapitado.
SAN JUSTINO fue uno de los primeros pensadores
que intentó conciliar el cristianismo con las ideas y valores del paganismo de
Roma.
“El mundo se halla, desgraciadamente, a merced de los necios”
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